Defender serenamente la verdad
P. Fernando Pascual
8-5-2021
Saltan pasiones cuando uno
cree tener la razón y se encuentra con otro que le contradice, es decir, que
estaría en el error.
Ocurre esto al hablar sobre
deporte, política, economía, vacunas, cine, y hasta sobre el clima que hará
mañana según los pronósticos.
Sin embargo, hay un modo de
defender la verdad que es sencillo, humilde, cordial, amigable y respetuoso
hacia quienes piensan de otra manera.
Al hablar sobre algunas
pasiones, Isaac de Nínive (monje del siglo VII) dijo lo siguiente: “Quien ha
saboreado la verdad, no pelea ni siquiera a favor de la verdad”.
Lo dice hablando de quienes
pierden el control con muchas palabras, con un “celo” excesivo orientado a
corregir a los demás.
En cambio, quien ha logrado
ese gusto por la belleza de la verdad, experimenta paz en su interior. Por lo
mismo, sabe comprender y tener paciencia con quienes se equivocan.
Ante tantos insultos y
pasiones en debates, comentarios de Internet, conversaciones familiares, quien
tiene dentro de sí el gozo de la verdad se convierte en un sencillo testimonio
del respeto basado en el amor auténtico.
Cuando escuchemos a quien hace
afirmaciones que nos parecen extrañas, incluso llenas de errores, la cercanía a
la verdad nos ayudará a verlo con ojos serenos, a escuchar los motivos de sus
ideas, y a tender puentes que permitan un diálogo constructivo.
Así ha actuado Dios tantas
veces con el género humano en su conjunto y con cada uno de nosotros. Él, que
es la Verdad misma, la ofrece serenamente a quienes la necesitamos como luz y
fuerza para el camino de la vida.