Alternativas y decisiones
P. Fernando Pascual
24-4-2021
Puedo salir de casa o quedarme
a leer un libro. Puedo llamar a un amigo o dedicar este tiempo a un familiar.
Puedo estudiar para actualizarme o ver un vídeo sobre la situación actual.
Ante nosotros hay un número
más o menos grande de alternativas. Algunas son casi invisibles: no me pasa por
la cabeza que puedo leer un buen libro de filosofía porque nadie me ha hablado
sobre él.
Otras alternativas son como un
reclamo que me atraen con fuerza porque aparecen una y otra vez, como la
propaganda que insiste en que sin esa computadora nueva no podré mejorar el
rendimiento en mi trabajo.
Ante las alternativas, entran
en juego nuestras convicciones. Uno escoge esta vacuna porque cree que es más
segura, con menos efectos colaterales, y menos costosa. Otro prefiere la otra
vacuna, simplemente porque le gusta arriesgarse y porque cree que así ayudará
al progreso científico.
Ante las alternativas, algunos
piensan que estamos determinados a escoger unas y descartar otras. Dicen, por
ejemplo, que dependemos de las neuronas, o que somos esclavos de lo que la
sociedad nos ha impuesto.
Pero incluso los que suponen
que las neuronas condicionan y determinan las elecciones humanas, saben muy
bien que pueden decir “no” a ese deseo tan grande que tienen de un helado para
ofrecer un pequeño ahorro a una organización caritativa.
Esa indeterminación ante
tantas alternativas surge precisamente desde nuestra mente y desde nuestro
corazón. Una idea concreta sobre el modo de adelgazar ayuda mucho a la hora de
seguir o no seguir la dieta. Un lazo de sangre lleva a muchos a dejar de lado
lo que ven como mejor para “perder” tiempo con ese familiar necesitado de
compañía.
Las decisiones cierran
puertas, dejan atrás algunas alternativas, y avanzan hacia nuevas
bifurcaciones, marcadas por el pasado, pero siempre indeterminadas, respetuosas
de nuestra libertad.
Ante las alternativas que
reconozca en este día, vale la pena un momento de reflexión, en diálogo con
Dios y con buenos amigos, para que el tiempo precioso que ahora tengo pueda ser
invertido en decisiones sanas que me ayuden en lo que hace realmente bella
nuestra existencia: amar y dejarme amar.