COMENTARIOS AL EVANGELIO DE SAN MATEO

CAPÍTULO DÉCIMO SEGUNDO: 14

Pare Arnaldo Bazán

 

“La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón”(12,42).

Para reafirmar lo que estaba diciendo, Jesús pone otro ejemplo, que demuestra el interés que puede suscitar en algunas personas, conocer a quienes han recibido el don de la sabiduría.

 

Esta reina del Mediodía, como le llama Jesús, era la reina de Sabá, una región que formaba parte de Arabia.

 

De ella nos habla el 1er libro de los Reyes, 10,1-10. Allí en ningún momento se menciona su nombre, solo que era reina. Por los regalos que lleva consigo se deduce que era riquísima.

 

¿Cuál fue el motivo por el cual la reina de Sabá hizo el largo viaje desde su tierra hasta Jerusalén?

 

Pues para conocer si era cierta la sabiduría del rey Salomón, del que había oído hablar y del que se aseguraba que era el hombre más sabio de la tierra.

 

Para convencerse, la reina iba dispuesta a ponerlo a prueba con toda clase de preguntas difíciles.

 

Pero Salomón la dejó más que satisfecha, pues contestó todas sus preguntas, y la deslumbró por la riqueza que exhibía en su palacio y alrededores.

 

Fueron tantos los regalos que dejó, que el libro recalca que “nunca llegó a Israel tal cantidad de prefumes como los que regaló la reina de Sabá al rey Salomón”.

 

Y Jesús era mucho más grande que Salomón, por cuanto había venido a darnos la verdadera sabiduria, la que viene de lo alto. Y aquellos escribas y fariseos que le pedían una señal, se negaban a hacer caso de sus palabras y a creer en sus enseñanzas.

 

Por eso también la reina de Sabá se levantará el día del juicio, ya que ella fue capaz de dar un largo viaje y llevar muchos regalos para escuchar al sabio rey Salomón, y ellos seguían obstinados en cerrar sus oídos a quien era más que Salomón.

 

Esto tiene su aplicación a tantos que son capaces de hacer grandes sacrificios con tal de avanzar en sus negocios, o conseguir un diploma, u obtener beneficios personales, o aún llegar a ser sabios según el mundo.

 

Sin embargo, muchos no están dispuestos a sacrificar ni tiempo, ni placeres, ni dinero, si se trata de acudir a Quien es la fuente de la verdadera sabiduría.

 

El mismo nos invita: “Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí”, como dice la Escritura: “De su seno correrán ríos de agua viva” (Juan 7,37-38).