COMENTARIOS AL EVANGELIO DE SAN MATEO

CAPÍTULO DÉCIMO SEGUNDO: 4

Padre Arnaldo Bazán

 

"Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos. Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era lícito curar en sábado, para poder acusarle. El les dijo: “¿Quién de ustedes que tenga una sola oveja, si ésta cae en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca? Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito hacer bien en sábado”. Entonces dice al hombre: “Extiende tu mano”. El la extendió, y quedó restablecida, sana como la otra"(12,9-13)

Era tal la aberración de los fariseos en cuanto a las nimiedades en las que convertían la guarda de los mandamientos, que prohibían incluso atender a un enfermo en sábado, o darle un remedio. Solo en un caso urgentísimo es que lo permitian.

 

Todo estas reglas farisáicas se habían ido convirtiendo, con el tiempo, en “tradiciones” que la gente obedecía, aunque no aparecían para nada en las prescripciones de la Ley, contenida en los cinco primeros libros de la Biblia conocidos como “la Torá”.

 

No sabemos si lo que ocurrió en la sinagoga fue inmediatamente después a lo que narran los versículos anteriores, lo cierto es que era sábado, y como tal los judíos acudían a la sinagoga, que era el lugar de la reunión sabática, en la que se leían las Escrituras, se predicaba, se oraba y se cantaba.

 

Se encontraba allí un hombre con “una mano seca”, forma de describir una parálisis.

 

Parece ser que este hombre había expresado la intención de pedir a Jesús que lo curase, pues los fariseos, tenían que ser algunos de ellos, se adelantaron para preguntar a Jesús si era lícito curar en sábado. Era una de esas típicas trampas en las que, por varias veces, trataron de hacer caer a Jesús.

 

El Señor, por su parte, les responde con otra pregunta. Si se podía salvar a una oveja que cayera en un hoyo, ¿no debia ser lícito curar a un ser humano?

 

Y aquí Jesús lanza una advertencia que no siempre tenemos en cuenta: “¡Cuánto más vale un hombre que una oveja!” Para que nos demos cuenta de la gran dignidad del ser humano, que es infinitamente superior a los animales. Hoy parece que hay quienes tratan mejor a los animales que a sus semejantes.

 

Dicho esto, y ante la mirada atónita de los presentes, Jesús manda al hombre que extienda la mano, la que quedó curada.

 

Así demuestra el Señor que es lícito, digan lo que digan los fariseos, hacer el bien en sábado. Hoy diríamos que en domingo, pues el día dedicado a Dios, debe ser, además de descanso y de adoración a El, un día en el que debemos esforzarnos por hacer el bien, visitando enfermos o auxiliando a los necesitados.