LA FECHA DE
LA PASCUA
Padre
Arnaldo Bazan
La fiesta de la Pascua fue, sin
duda, la más importante de todas las celebradas por los cristianos desde el
principio. La Resurrección de Jesús era el punto de apoyo sobre el que giraba
toda la fe. Claro que, para los cristianos, la Pascua iba a tener un nuevo
sabor, pues ya sabemos que esta fiesta era celebrada por los judíos, recordando
con ella la liberación del pueblo de Israel esclavo en Egipto.
Fue en el marco de la fiesta
pascual que Jesús quiso realizar la redención, entregándose a la muerte por voluntad
del Padre. Y esto no fue una simple coincidencia. Por el contrario, se trataba
de una afirmación, ya que con su muerte y resurrección Jesús iba a dar
cumplimiento al verdadero significado de la Pascua.
La primera Pascua fue como un
anticipo, una figura, un anuncio. La liberación de los israelitas esclavos en
Egipto no sería sino algo temporal, pero sería tomado como un punto de partida
a fin de preparar la verdadera liberación de la humanidad toda.
LA
PASCUA TOTAL
Si Pascua significa “paso” de esclavitud
a libertad, de muerte a vida, es con el sacrificio de Jesús que esto se realiza
en forma total. De ahí que El anticipase la comida pascual con sus discípulos
para darle un carácter eucarístico, al convertir la Cena en un memorial
perenne, no ya de la Pascua antigua, sino de la Nueva, de aquella que iba a
otorgar a la humanidad su liberación definitiva y completa.
Si lo que se comía en la Cena de
Pascua era un cordero, figura del Mesías inmolado, en adelante el pueblo de la
Nueva Alianza comería de la propia víctima, Jesús, presente en las especies del
pan y del vino.
Esto fue lo que El habia anunciado al decir: - Yo soy el pan vivo bajado del
cielo, el que come de este pan vivirá para siempre. Pero, además, el pan que yo
voy a dar es mi carne, para que el mundo viva (Juan 6,51).
Esto fue lo que El hizo realidad en
la Última Cena, llamada así porque con ella se cumplió el ciclo de la Antigua
Alianza y se comenzó una Nueva.
Mientras cenaba con sus discípulos
tomó pan y vino y declaró solemnemente: - Esto es mi cuerpo, que se entrega por
ustedes. Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi sangre, que se derrama
por ustedes (Lucas 22,19-20).
La intención de Jesús fue, ciertamente,
la de acentuar el carácter sacrificial de lo que estaba haciendo, y la
institución de una Alianza que abriría una nueva era en las relaciones entre
Dios y los seres humanos. El cambio principal es que este pacto ya no sería
realizado con un solo pueblo, sino con toda la humanidad.
CELEBRACIÓN
PASCUAL
De fiesta principal de los judíos
la Pascua pasó a ser, también, la festividad más importante de los cristianos,
y la única que se celebró durante mucho tiempo.
Por eso, desde los comienzos, se
trató de celebrar la Pascua, a ser posible, en una fecha cercana a la que la
celebraban los judíos, es decir, el 14 del mes de Nisán.
Sin embargo, mientras en las
comunidades de Asia se hacía coincidir la celebración de la Muerte del Señor
con ese día, en Roma, aunque tenían en cuenta la fecha aludida, para hacer
énfasis en la Resurrección de Jesús, celebraban la Pascua el domingo siguiente,
aunque usando, como veremos, un sistema de computación diferente al de los
judíos.
Esto trajo ciertas disensiones
entre las iglesias, pues los de Asia querían que los romanos aceptasen su
costumbre de celebrar la fiesta el 14 de Nisán, no importando el día en que
cayese, mientras que en Roma se 5>mantuvieron intransigentes. Poco a poco
también las iglesias de Asia adoptaron el uso romano de celebrar la Pascua en
un domingo.
EL
CÓMPUTO PARA LA FECHA DE PASCUA
Otro problema que surgió fue
determinar en qué domingo debía celebrarse la fiesta. A nosotros nos puede
parecer ahora una gran tontería que discutiesen sobre eso, pero eran otras
épocas y otra la mentalidad. También resulta bastante difícil de entender cómo
hacían los cómputos para determinar la fecha exacta de Pascua que, como
sabemos, varía bastante de año en año. 3> La discusión existió entre la
iglesia de Siria, cuya cabeza era Antioquía, y las de Roma y Alejandría.
Mientras la primera usaba el cómputo judío, las otras seguían un sistema
propio. El asunto era que no había forma de ponerse de acuerdo, por lo que tuvo
que ser en un Concilio, el de Nicea, en el 325, que se zanjaron las disputas
con una decisión terminante. Como recoge Mario Righetti
en su “Historia de la Liturgia”, el pensamiento del Concilio era el siguiente:
a) que la Pascua debía caer siempre
en domingo.
b) que no sea celebrada nunca el
mismo día que la Pascua judía;
c) que debe fijarse la fecha en la
primera domínica después del 14 de Nisán, computado no con el sistema judío,
sino de forma que no pueda nunca anticiparse al equinoccio de primavera
(pag.832).
Esto de los cómputos fue otro tema
de discusión posterior, por lo que no se logró llegar a un acuerdo sino hasta
el siglo VIII en el que, por fin, se consigue la unanimidad sobre la fecha de
la Pascua en toda la Iglesia.
Así quedó fijado para la domínica
que sigue el plenilunio posterior al equinoccio de primavera (21 de marzo), por
lo que la fecha puede oscilar bastante.
ARNALDO BAZÁN