Bajo el amparo de la Virgen
La oración que venció al terrorista
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En
las Iglesias de Oriente se veneran unas imágenes en que la Virgen María está
señalando con la mano derecha al niño Jesús. Esas imágenes reciben el nombre de
Hodigitria, o también Odighitria. Palabra griega que significa “La que indica
el camino”. Siendo Jesús el “Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 15, 6), la Virgen
nos lo señala.
El
Papa Francisco en su reciente Audiencia se refirió al papel de la Virgen María
en la oración, pues es quien nos señala a Jesús como el Mediador, el Salvador. Recordó
que el Catecismo de la Iglesia afirma de María: sus manos, sus ojos, su actitud
son un “catecismo” viviente y siempre apuntan al fundamento, el centro: Jesús.
María está totalmente dirigida a Él (cf. CCE, 2674). Por ello María ocupa en la
vida y en la oración del cristiano un lugar privilegiado.
2) Para pensar
El
poder de la oración se palpó en la vida del sacerdote franciscano iraquí, Abuna
Nirwan, que por milagro se salvó de ser degollado por terroristas. En su reciente
viaje a Irak, pudo concelebrar la Santa Misa con el Papa Francisco.
El
P. Nirwan fue secuestrado el 14 de julio de 2007 cuando viajaba en un taxi para
visitar a sus padres. Lo acompañaban una familia y un joven. Al cruzar un
puesto de seguridad fueron secuestrados por terroristas, que los llevaron a una
cabaña donde había hombres con la cara cubierta. Uno llevaba una cámara en una
mano y un cuchillo en la otra. Preguntó de dónde venían. Luego fue con el chico
joven que iba con ellos, le agarró por detrás y lo mató con el cuchillo.
Al
padre Nirwan le ataron las manos a la espalda y le dijeron que dijera algunas
palabras para grabarlo. Pero solo pidió rezar un minuto. El terrorista le dijo:
“Tú eres clérigo, y está prohibido que tu sangre caiga al suelo porque sería un
sacrilegio”, y fue por un cubo para que allí cayera la sangre. El padre se encomendó
mucho y pidió que nadie más muriera: “Entonces el terrorista musulmán cogió mi
cabeza y levantó el cuchillo. Unos momentos de silencio, y de repente dijo:
¿quién eres tú? Yo contesté: un monje. Y contestó: ¿y por qué no puedo bajar el
cuchillo? ¿Quién eres? Y sin dejarme contestar, dijo: Padre, tú y todos volved
al coche”.
Declaraba
el padre Nirwan: “sé que lo que me suceda será porque es voluntad de Dios, y Él
me dará la fuerza para acoger su Cruz. Lo importante es tener fe. Dios cuida a
los que creen en Él”.
3) Para vivir
En
los momentos difíciles, o en la muerte misma, es un consuelo contar con la
compañía de un ser querido. Nuestro Señor Jesucristo quiso tener en su muerte a
su madre. Desde la Cruz, Jesús puso bajo su cuidado maternal a toda la Iglesia.
Por ello, todos estamos colocados bajo su manto materno. Así lo reza la primera
antífona latina: “Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre Dios” (Sub tuum
praesidium confugimus, sancta Dei Genitrix). Ella ha acompañado, afirma el
Papa, a las personas aisladas que han padecido la pandemia.
Jesús
siempre escucha su intercesión, como en las Bodas de Caná, cuando realizó el
primer milagro. Por eso acudimos a Ella suplicando su intercesión “ahora y en
la hora de nuestra muerte”. Ella responde a nuestras súplicas, nos defiende, se
preocupa y reza por nosotros. Ella nos señala el Camino. (articulosdog@gmail.com)