COMENTARIOS AL EVANGELIO DE SAN
MATEO
CAPÍTULO
DÉCIMO PRIMERO: 6
Padre
Arnaldo Bazán
"Desde
los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre
violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que
la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si quieren admitirlo, él es Elías, el que
iba a venir. El que tenga oídos, que oiga"(11,12-15).
Estos versículos presentan ciertas
dificultades de interpretación. Recuerden que a veces traducir no resulta nada
fácil, pues una palabra puede tener diversas acepciones.
En este caso, por ejemplo, ¿cómo
interpretar el que “el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo
arrebatan?”
San Lucas nos trae una frase
parecida que quizás aclare un poco el sentido: “La Ley y los profetas llegan
hasta Juan; desde ahí comienza a anunciarse la Buena Nueva del Reino de Dios, y
todos se esfuerzan con violencia por entrar en él” (16,16).
Desde antiguo, estos textos
similares, aunque el de Lucas parece más claro, han tenido una doble
interpretación.
Por un lado están los que opinan
que aquí Jesús se refiere a una violencia contra uno mismo. Para entrar en el
Reino de los cielos hay que violentarse, a fin de dominar las pasiones y
rechazar las tentaciones. Por el otro los que hablan de la violencia que se
ejerce contra el Reino, persiguiendo a los creyentes y haciendo difícil la
predicación del mismo.
Es muy cierto que las enseñanzas
del Evangelio condenan la violencia contra los demás.
El amor al prójimo, que es el santo
y seña de los cristianos, tiene que llegar, incluso, a los enemigos, en cuanto
que estamos obligados a hacer siempre el bien sin importar a quién.
Jesús da una razón para ello:
Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa van a tener? ¿No
hacen eso mismo también los publicanos? (Mateo 5,44).
En cuanto a la violencia ejercida
en contra de los discípulos de Cristo, eso es algo que no ha cesado en los
veinte siglos que han pasado, desde la muerte y resurrección de Jesús y aún
antes, pues la misma muerte violenta y cruel de Cristo fue la culminación de los
ataques de los grupos influyentes que veían en El una amenaza a sus posiciones
privilegiadas.
El Imperio Romano, los guerreros
islámicos, los comunistas, y todo un conjunto de grupos interesados en hacer
desaparecer el Cristianismo, han luchado por lograrlo. Los cristianos han
sufrido y siguen sufriendo violencia de muchas clases. Pero los que lo son de
verdad tienen presente las palabras de Cristo: “En el mundo tendrán
tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo”
(Juan 16,33).