Falsos positivos, falsos
negativos
P. Fernando Pascual
13-3-2021
La medicina, como otros
ámbitos del saber científico, se mueve en una zona donde conviven certezas e
incertezas, aciertos y errores.
Ello explica la existencia de
algunos errores en los diagnósticos, que llevan a los “falsos positivos” o a
los “falsos negativos”.
Así, tras un test sobre el
famoso coronavirus, una persona sale contenta porque le dicen que no tiene el
virus, cuando en realidad lo tiene dentro de sí. Y otra sale angustiada porque
le han dicho que sí lo tiene, cuando está limpia de esa terrible infección.
Este tipo de errores puede
tener consecuencias sumamente graves: un falso negativo (uno tiene el virus
pero no aparece en el test) puede contagiar a otras personas; un falso positivo
(uno no tiene el virus pero el test dice que sí lo tiene) puede caer en
depresión al tener que afrontar días y días en aislamiento.
Por eso, los científicos y los
laboratorios buscan métodos que eviten los errores en los diagnósticos, y que
ofrezcan las máximas garantías posibles a la hora de establecer la situación
real de quienes piden un test sobre su salud.
Pero ni los test más precisos
ni los médicos más experimentados pueden evitar algunos errores. En parte,
porque las situaciones de los pacientes son sumamente complejas y variadas. En
parte, porque los mismos instrumentos de medición no son capaces de alcanzar la
perfección absoluta. En parte, porque los médicos y los analistas son seres
humanos que pueden equivocarse.
Entonces, hay que aceptar el
riesgo de errores en los diagnósticos que resulta difícil de eliminar, y ayudar
a la gente a convivir con ese riesgo. Muchos análisis ofrecen un alto grado de
exactitud, pero incluso en ellos podrán darse errores que llevan a falsas
confianzas o a falsos temores.
En el fondo de este tema, las
incertidumbres de los diagnósticos desvelan una característica propia de la
existencia humana: la presencia de ámbitos con mayor o menor incertidumbre, que
impiden tener un conocimiento exacto de las cosas, y que exigen una sana
prudencia a la hora de leer el último test que acaba de enviarnos el analista
del laboratorio al que acudimos la semana pasada...