CADA
DÍA SU AFÁN
SAN JOSÉ Y LA CRISIS
“Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en
los cuatro Evangelios el hijo de José”. Así comienza la carta apostólica que el
papa Francisco publicó el día 8 de diciembre de 2010. Con ella ha querido
recordar el 150º aniversario de la
declaración de san José como patrono de la Iglesia universal.
En la introducción, el Papa, ofrece una buena
recopilación de los textos evangélicos que presentan la figura de José de
Nazaret. Son pocos, pero suficientes para entender qué tipo de padre fue y la
misión que Dios le confió.
A esa lista añade la referencia a los documentos que han
dedicado a san José el papa Pío IX, que lo declaró «Patrono de la Iglesia
Católica», Pío XII
que lo presentó como “Patrono de los trabajadores” y Juan Pablo II
que lo llamó “Custodio del Redentor”.
Ese título fue el punto de partida de la homilía del papa
Francisco el día 19 de marzo de 2013, en la inauguración de su ministerio como
obispo de Roma. Entonces dijo que como José fue custodio de la Sagrada Familia,
todos los hombres, cristianos o no, hemos de ser custodios de la creación, de
nuestros prójimos y de nosotros mismos.
En esta carta no trata solo de conmemorar una decisión de
hace siglo y medio. El papa Francisco quiere compartir algunas reflexiones
personales sobre la figura de san José, que él considera muy cercana a nuestra condición humana.
Su deseo de reflexionar sobre san José se ha hecho más
agudo durante estos meses de pandemia. Esta crisis nos ha recordado que nuestras
vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes y a veces olvidadas, que
van escribiendo nuestra historia.
En primer lugar, el Papa recuerda a médicos, enfermeros y
enfermeras y añade una larga lista de encargados de reponer los productos en
los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de
seguridad, voluntarios, sacerdotes y religiosas. En realidad, hay también otros
muchos que han comprendido que nadie se
salva solo.
Después alude el Papa a tanta gente que demuestra
paciencia e infunde esperanza, cuidando de no sembrar pánico sino
corresponsabilidad. En concreto, se fija en tantos padres y madres, abuelos y
abuelas, que con su ejemplo y su oración
muestran cada día a los niños cómo adaptarse a la crisis. Muchas
personas rezan por el bien de todos.
Pues bien, según el papa Francisco, san José es el hombre
que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta.
Por eso mismo, todos podemos encontrar en él un intercesor, un apoyo y un guía
en tiempos de dificultad.
“San José nos recuerda que todos los que están
aparentemente ocultos o en segunda línea tienen un protagonismo sin igual en la
historia de la salvación”. En vísperas de la fiesta de san José, junto con el
Papa, podemos mostrar a todas esas personas nuestro reconocimiento y nuestra
gratitud.
José-Román Flecha Andrés