COMENTARIOS AL EVANGELIO DE SAN
MATEO
CAPÍTULO
DÉCIMO: 15
Padre
Arnaldo Bazán
"El
que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la
encontrará" (10,39).
¿Qué significa, en labios de Jesús,
encontrar la vida? En otras traducciones podemos ver “guardar”, “hallar” o
“salvar”, pero el significado es el mismo: el que cree defender, guardar,
hallar o salvar su vida como si fuera algo que le pertenece y puede hacer con
ella lo que quiera, está equivocado.
No es esta la única vez que Jesús
lo dice. Podemos encontrar más o menos la misma frase en otras cinco ocasiones:
Mateo 16,25; Marcos 8,35; Lucas 9,24 y 17,33; Juan 12,25.
Esto nos demuestra que es una idea
importante para Jesús y quiere que sus discípulos la aprendamos y nos la
apliquemos.
Si estoy empeñado en vivir mi vida
dedicándola al pecado, es decir, a lo que está en contra de los mandatos y
enseñanzas que Jesús nos ha transmitido, o ha reafirmado de lo ya dicho en el
Antiguo Testamento, perderemos la verdadera vida, esa que se prolongará más
allá de la muerte.
Todos nos quejamos, de una forma u
otra, de que esta vida es muy corta. Pero Dios tiene un plan para nosotros que que va más allá de nuestra estancia en la tierra.
¿Para qué estamos aquí?
Algunos piensan que sólo para
divertirse y sacar provecho personal de todo, aunque esto signifique dar las
espaldas a Dios y a sus mandamientos, sin importar que con ello esté haciendo
daño a sí mismo y a sus semejantes.
Cuando una persona cierra su
corazón a las inspiraciones del Espíritu Santo, se corrompe interiormente.
Puede que a los ojos de la gente lo esté pasando muy bien, pues cuenta con
dinero, con poder, y disfruta de todos los placeres que el cuerpo puede
recibir. Eso es pura apariencia.
Lo que aparece a los ojos de los
demás es que esta persona está “salvando” su vida, la está viviendo “a todo
dar”, causando hasta envidia en muchos tontos como ella misma.
Pero a los ojos de Dios está
ocurriendo lo contrario. Esta persona está perdiendo la gran oportunidad que
Dios le ha dado para usar de esta vida en preparación para lo que viene
después.
Cuando uno pierde esta perspectiva,
dominado por las tentaciones de Satanás y de sus aliados, está actuando
irresponsablemente, pues Dios no nos ha dado la vida sino para que ésta sea una
experiencia de santidad, bondad, entrega de uno mismo al Señor y a los demás.
Eso es lo que nos enseñan los
santos, que fueron capaces de salvar verdaderamente su vida, viviendo según el
plan de Dios.