Todo pudo haber sido diferente

P. Fernando Pascual

31-1-2021

 

Confiamos en el pronóstico del tiempo. Salimos de casa sin precauciones especiales. La tormenta nos cogió desprevenidos. Una pulmonía dejó consecuencias graves para varios meses.

 

No revisamos si la plancha había sido desenchufada. Al cabo de un tiempo, toda la casa olía a humo y por fortuna pudimos evitar un incendio mucho más serio.

 

Esperábamos que aquel postre agradaría a los parientes invitados. Pero en el mismo había, escondida, una dosis no pequeña de virus malignos. Y varios se contagiaron de hepatitis.

 

Supusimos que todavía faltaban dos semanas para arreglar el tema de aquel impuesto. Pero nos equivocamos, y la multa fue tan grande que ese año tuvimos que hacer enormes sacrificios para salir adelante.

 

Muchas veces sentimos pena, rabia, confusión, al constatar cómo todo podría haber sido diferente si no hubiéramos hecho esto y hubiéramos escogido otra opción.

 

Sentimos pena porque, con un pequeño gesto de atención, con una mayor prudencia, con un consejo de alguien que nos hiciera ver mejor las cosas, habríamos evitado daños y problemas que a veces duran por años.

 

Sí: todo pudo ser diferente. Bastaba tan poco para tomar precauciones... Pero el pasado no podemos cambiarlo: ya los griegos habían afirmado que incluso los dioses no tienen ninguna posibilidad de eliminar lo ocurrido.

 

Desde luego, hay que aprender de ese pasado para mejorar el presente y orientarnos sabiamente hacia el futuro. Pero no tiene sentido un continuo reproche a uno mismo o a otros por lo que hemos recibido como consecuencia de acciones inmodificables.

 

Con una mayor confianza en Dios, y con una mirada más amplia frente a cada decisión que se presenta ante nosotros, podremos reparar daños, superar problemas, asumir responsabilidades, y tomar nuevas decisiones con el deseo de que mejoren nuestras propias vidas y las de aquellos que de algún modo están relacionados con nosotros.