¿A quién beneficia alabar?
Una respuesta ante la crisis
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Parecería
lógico que en momentos de crisis nos dirigiéramos a Dios con una oración de
súplica, sin embargo, el Papa Francisco, en su última Audiencia, nos hace notar
cuál fue la actitud de Jesús ante una situación de crisis. Nos narra el
Evangelio que había mucha hostilidad en los pueblos donde Jesús había realizado
muchos signos prodigiosos (cf. Mt 11,20-24). San Mateo nos relata que Jesús no
eleva al Padre un lamento, sino un himno de júbilo: «Yo te bendigo, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e
inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11,25).
Es
decir, en plena crisis, en plena oscuridad en muchas almas, Jesús alaba al
Padre, se regocija en su espíritu porque sabe y siente que su Padre es el Dios
del universo, “Padre mío”. De esta experiencia de sentirse “el hijo del
Altísimo” brota su alabanza. Jesús se siente hijo del Altísimo, y nosotros, por
Él, también lo somos.
2) Para pensar
En
la biografía de San Francisco de Asís, se relata que ya al final de su vida,
compuso el “Cántico del hermano sol” o “de las criaturas”. No lo compuso en momentos
de alegría, sino al contrario, en medio de dificultades. San Francisco estaba
ya casi ciego, y sentía en su alma el peso de la soledad: el mundo no había
cambiado desde el inicio de su predicación, todavía había quien se dejaba
destrozar por las riñas, y además sentía que se acercaba su muerte. Comenta el
Papa Francisco que “podría ser el momento de la decepción y de la percepción
del propio fracaso. Pero en ese instante de tristeza y oscuridad, reza, ¿y cómo
reza?: ‘Laudato si’, mi Señor…”. Reza alabando a Dios por todo, por todos los
dones de la creación, y también por la muerte, que con valentía llama “hermana
muerte”.
La
oración de Jesús, y de los santos, nos muestran que se puede alabar siempre, en
las buenas y en las malas, porque Dios es el Amigo fiel. Este es el fundamento
de la alabanza: Dios es el Amigo fiel, y su amor nunca falla, siempre está
junto a nosotros.
3) Para vivir
Una
gran alegría le provoca al Papa Francisco ver a la gente sencilla y humilde en
peregrinación, que va a rezar y cantar, que alaba, gente a la cual quizá le
faltan muchas cosas pero la humildad les lleva a alabar a Dios. Además, al
alabar juzgamos de forma diferente los acontecimientos: nuestras derrotas, cuando
no vemos clara la presencia de Dios, cuando parece que el mal prevalece y no
hay forma de detenerlo. Quien sale beneficiado de la alabanza, es quien la
realiza, pues al alabar somos salvados, purificados. Por ello debe ser
practicada no solo cuando la vida nos colma de felicidad, sino sobre todo en
los momentos difíciles y oscuros. Ahí hemos de tener la valentía de decir:
“Bendito eres tú, oh Señor”. Esto nos hará mucho bien, nos recuerda el Papa.
Porque alabar es como respirar oxígeno puro: nos purifica el alma, y no nos asfixia
la nube oscura de las dificultades.
El
Papa Francisco terminó su Audiencia pidiendo al Señor que nos conceda la gracia
de ser humildes y de alabarlo en cualquier situación de nuestra vida, también
en este tiempo de pandemia, porque sabemos que Él es el amigo fiel que nunca
nos abandona y que nos ama sin medida. (articulosdog@gmail.com)