COMENTARIOS AL EVANGELIO DE SAN MATEO

CAPÍTULO SÉPTIMO: 4

Padre Arnaldo Bazán

"Pidan y recibirán; busquen y encontrarán; llamen y les abrirán. Porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama le abren" (Mateo 7,7-8).

Alguno podría decir: "-Pero, yo he pedido y pedido y no he recibido respuesta. Es como si Dios se hubiera olvidado de mí”.

Esto lo escuchamos con frecuencia, dando, al parecer, un mentís a las palabras de Jesús. Sin embargo, todo el que ora con fe y confianza sabe bien que sus peticiones no quedan defraudadas.

¿Qué ocurre, pues, con esas personas que sienten que Dios no las escucha?

Lo más probable es que sólo se acuerdan de orar cuando tienen una necesidad, o lo hacen sin las debidas condiciones. También puede que estén pidiendo en forma errónea, pues a veces pensamos que lo mejor para nosotros es lo que estamos demandando, siendo, quizás, lo contrario.

Podemos estar seguros de que si oramos con fe e insistencia vamos a recibir mucho más de lo que esperamos.

Cuando Cristo, en el huerto de los olivos, pedía a su Padre que si era posible se viera libre del cáliz de amargura, no recibió una respuesta afirmativa, es decir, tuvo que pasar por la pasión y la muerte. Eso no significa, con todo, que no haya sido escuchado, pues luego fue glorificado en su resurrección.

Si pedimos con la creencia de que sólo seremos escuchados si se nos concede exactamente lo que pedimos y cómo lo pedimos, lo que pretendemos en realidad es utilizar a Dios para lo que pensamos es nuestra conveniencia.

Dios, sin embargo, no toma en cuenta nuestras pequeñeces, y si ve buena intención en nuestra oración, nos dará mucho más, aunque en forma diferente. El sabe mejor que nosotros lo que de veras necesitamos. El sabe dar cosas buenas a sus hijos.

¿Que está uno enfermo y pide la salud? Pero, ¿es que la salud es siempre lo mejor? ¿No nos hace descubrir la fe que lo más importante, a fin de cuentas, es lograr la eterna salvación?

Pues puede ser que la enfermedad sea nuestro mejor aliado para lograrla, mientras que en salud a lo mejor nos olvidamos de Dios y lo perdemos para siempre.

Pidamos lo que queramos, pero siempre poniendo nuestra confianza en ese Padre amoroso que nunca nos defraudará.

Arnaldo Bazán