Fratelli Tutti (VI)
La “Ley del éxtasis”
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
“Tu
actitud, no tu aptitud, determinará tu altitud”. Esta frase del escritor y
vendedor Zig Ziglar concuerda con lo explicado por el Papa Francisco en la
tercera parte de su encíclica “Fratelli Tutti”.
En
la medida en que se ama, se crece como persona. El Papa recuerda el Concilio
Vaticano II que en breves palabras resume esa altitud a la que todos estamos
llamados: “Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se
desarrolla ni puede encontrar su plenitud, si no es en la entrega sincera de sí
mismo a los demás” (n. 87).
Aquí
se encuentra una gran paradoja, que quien la entiende y vive, resuelve su vida.
Ya fue dicha de manera clara por Jesús: “Porque todo el que quiera salvar su
vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará (Mt
16, 25). Así se entiende por qué los mártires que han dado su vida por amor a Cristo.
2) Para pensar
Georges
Bernanos fue un renombrado novelista y dramaturgo francés de la primera mitad
del siglo XX. En sus obras ahonda en la psicología del hombre donde tiene lugar
el enfrentamiento entre el bien y el mal, la fe y la desesperación. Una obra
suya, titulada “Diálogo de carmelitas”, narra la historia de dieciséis
carmelitas asesinadas en tiempo de la revolución francesa, el 4 de agosto 1790,
y declaradas beatas por san Pío X. Entre ellas había una hermana jovencísima,
que por nacer cuando su madre tuvo un terrible susto, creció con mucho miedo. Ingresó
a la orden religiosa y como monja tomó el nombre de sor Blanca de la Agonía de
Jesús.
Cuando
los revolucionarios, odiando la fe, arrestan a las hermanas, sor Blanca
aterrorizada, huye y se esconde. Sus hermanas en religión son procesadas,
condenadas y conducidas a la guillotina. Las quince van pasando para morir, mientras
todas cantan a coro un himno al Espíritu Santo, el llamado “Veni creator”. A
medida que cada una sucumbe bajo la guillotina, el coro se va haciendo más y
más débil. Ya sólo quedan dos voces; después, una sola, llegando a la penúltima
estrofa. Luego el silencio sin haberlo terminado. Pero he aquí que se levanta
una voz nítida, resoluta, casi infantil en medio de la muchedumbre. Es sor
Blanca, que con todo y miedo, se da valor y sube sobre el palco cantando la
última estrofa inacabada y presenta su cabeza a la guillotina. El miedo ha
hecho que su martirio sea más puro y de más valor.
El
miedo no puede encerrarnos en nosotros mismos impidiéndonos vivir la caridad.
3) Para vivir
Los
mártires han dado su vida directamente por amor a Cristo. Y son un ejemplo para
dar la vida también, por amor a Cristo, en los demás. Es olvidarse de uno mismo
para buscar el bien del prójimo: sea la esposa, la madre, un amigo, una hija,
un hermano…
El
Papa Francisco, recordando a San Juan Pablo II, nos señala que fuimos hechos para
el amor. Por ello, hay en cada uno de nosotros la “ley de éxtasis”, que nos
invita a salir de uno mismo para hallar en el otro un crecimiento de su ser. La
santidad, a la que somos llamados, es precisamente alcanzar la plenitud del
amor.
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