Imagina tu historia de amor
Rebeca Reynaud
Una de las cosas más importantes en la vida es
tener y dar amor. El matrimonio puede ser un camino de felicidad, pero hay que
ser exigentes. Si tienes novio o novia, pregúntate “¿lo conozco?”. Porque
muchas veces salen y entran pero no se conocen a fondo. Hay que saber cuáles
son sus creencias en el terreno espiritual, qué piensa de la libertad, cómo
piensa en general, a qué aspira. Hay que pasar bastantes horas hablando. Hay
parejas a las que les sobra cama y les falta sofá. El amor no resuelve los
problemas psicológicos, eso se arregla con el especialista.
El rostro, la cara de una persona es
programática, anuncia la vida. Las personas inteligentes se enamoran no sólo de
lo de fuera –de la belleza exterior-, sino de lo de dentro –de la belleza
interior de esa persona-, de sus valores.
Es un error pensar con el corazón, hay que
pensar con la cabeza y educar el corazón. Un adolescente le dijo a su padre:
— Fulano vive con su novia.
Su padre respondió:
— ¿Por qué piensas que hace mal?... ¿No estará
estropeando su historia de amor?
Las preguntas ayudan a saber razonarle el
porqué de sus principios.
El plan de Dios nunca incluye romper los
mandamientos ni romper lo que enseña la Biblia. Nunca es voluntad de Dios el
pecado. Para que Dios nos muestre su voluntad debemos de tener deseos de
conocerla y Dios nos va a mostrar su voluntad. Dios no quiere el uso de
anticonceptivos sino la abstinencia en los solteros y la castidad conyugal en
el matrimonio; y esta castidad implica respetar el curso natural de las relaciones
íntimas.
Una amiga que vive en Estados Unidos me dijo
algo que me hizo pensar:
—Lo
que a ustedes los latinoamericanos los salva el hecho de que aún hay
romanticismo en sus jóvenes. Acá se acabó hace años.
La palabra “amor” está tan deslucida que casi
da miedo nombrarla. El amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya
no se busca a sí mismo sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte
en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca.
El amor implica exclusividad —sólo esta
persona— y lleva la nota del “para siempre”. El amor tiende a la eternidad, a
dar ya recibir: a ser amor eterno.
El amor es salir del “yo”, del egoísmo. Hay
amores falsos que tienden al provecho personal, hay amores brutalmente
posesivos; pero el verdadero amor es benevolente aunque no deja de tener su
toque de posesivo.
Benedicto XVI escribió recientemente: “Si en
mi vida falta completamente el contacto con Dios, podré ver en mi prójimo
solamente a otro, sin conseguir reconocer en él la imagen divina” (Deus caritas est,
n. 18).
La fe es el criterio que define nuestro estilo
de vida. “Los que viven según la carne sienten las cosas de la carne, en cambio
los que viven según el Espíritu sienten las cosas del Espíritu” (Rom 8,5). Dios no nos llamó a la impureza sino a la
santidad” (1 Tes 4,7).
La pureza de corazón determina la profundidad
de las demás virtudes de la persona. Si la persona joven se deja involucrar en
relaciones sexuales, fácilmente caerá en nuevas relaciones y de este modo las
consecuencias destructivas se multiplican si no sabe decir que no. La huella
emocional que dejan las relaciones sexuales prematuras no se puede medir
fácilmente, y este impacto puede ser mayor que el físico, según los expertos.
Sin un nivel de madurez suficiente, los jóvenes se encuentran perdidos en el
mar de la sexualidad, al ser usados para el placer o al usar el sexo para
obtener gratificaciones. El resultado lógico es la pérdida de autoestima y una
dolorosa desilusión. A menudo el alcohol y las drogas vienen a empeorar el
problema afectivo, y crean un contexto en el que las relaciones sexuales
rebajan a la persona.
El concepto de abstinencia sexual hasta el
matrimonio no se desarrolla en el vacío, sino que los jóvenes deben de
comprender que sus acciones tienen consecuencias. No les debe de extrañar que
las relaciones sexuales sean fecundas, cuando todo el planeta está diseñado
para dar la vida. Valorar la abstención sexual significa valorar el sexo, que
es una maravilla, y valorarse a sí mismos, de modo que se guarda ese tesoro
para la persona amada, en el tiempo y en el lugar oportuno; dentro del
matrimonio.
¿Qué es la virginidad
secundaria? La virginidad secundaria
es la decisión de abstenerse de la actividad sexual, empezando hoy y
continuando hasta el día del matrimonio; es una oportunidad para empezar de
nuevo. La virginidad física puede haberse perdido, pero la virginidad es más
que un simple estado físico; es una actitud, una manera de pensar. Se
manifiesta en la manera como tú te ves a ti mismo/a y a los demás. La
virginidad secundaria es un tiempo para cambiar los malos hábitos por los
buenos y para cicatrizar heridas pasadas. Te permite purificarte y renovarte
antes del matrimonio. Se necesitan matrimonios sólidos que den seguridad a los
hijos, porque ellos ven que sus padres se quieren, se respetan.