RELIGIÓN Y COMPROMISO

Padre Arnaldo Bazán

 

El ser humano es religioso casi por naturaleza. Se vuelve hacia lo alto en busca de respuestas desde que comenzó a existir sobre la tierra.

Una de sus características es su conciencia de "ser limitado". Los animales no son capaces de entender, por lo que sus limitaciones les pasan desapercibidas, pero el hombre comprende, y por eso siente su pequeñez, sobre todo cuando se enfrenta a los acontecimientos que le aterran y le desgarran física y espiritualmente.

Si el hombre aprendió a buscar refugio en la divinidad desde sus comienzos, su ignorancia lo llevó a rendir un homenaje equivocado a quien o quienes consideraba no solo autor o autores, sino tambien dueño o dueños absolutos de su destino.

Por no conocer a Dios, se lo imaginaba como un ser terrorífico, que en su ira desfogaba llamas por la boca y causaba los grandes terremotos, los vientos huracanados, la furia de los volcanes y toda clase de flagelos que dejaban a los humanos más conscientes de su pobreza y debilidad.

No podía el hombre primitivo entender que Dios lo amaba. Por eso le temía, y si acudía a El y le ofrecía sacrificios era para mantenerlo contento y conseguir así que se mostrase propicio.

Casi siempre a la divinidad se le mira, desde el prisma primitivo, como una fuerza dual, en la que se expresan, con igual poderío, el bien y el mal.

Desde esta perspectiva, la relación con el Ser Supremo o los dioses con los que se confunde en la mente humana, debe hacerse de lejos, a través de intérpretes o sacerdotes, que son los encargados de realizar las peticiones u ofrecer los sacrificios.

UNA FORMA CÓMODA DE RELIGIÓN

La religiosidad primitiva no se relaciona con Dos como un Ser personal con quien se puede entablar una comunicacion de amor. Se trata sólo de formas externas, que en nada comprometen la manera de vivir de cada quién.

Cuando una persona se declara católica, pero no ha realizado ese proceso de tranformación que llamamos "la conversión", que tiene necesariamente que ser parte de la vida espiritual de cada uno, su forma de vivir será pagana, aunque algunas prácticas religiosas lo asocien al cristianismo.

Esa es una forma cómoda de llevar la religión, pero totalmente errónea, por cuanto desnuda al cristianismo de su verdadero significado, ya que en ese caso habrá un total divorcio entre fe y vida, lo que es contrario a los principios básicos del Evangelio.

El que quiera ser católico de esa manera lo único que conseguirá será engañarse a sí mismo, y quizás también a los demás, pero nunca conseguirá ser un verdadero discípulo de Cristo, que es lo que realmente importa.

EL VALOR DEL TESTIMONIO

Jesús insiste, por activa y por pasiva, en la necesidad que tenemos de VIVIR una nueva vida.

Desde las primeras páginas del Evangelio notamos esto como una constante. Jesús recoge la consigna de Juan el Bautista y vuelve a repetir: "Enmiendense, que ya llega el reinado de Dios" (Mateo 4,17).

Luego, en el llamado Sermón de la montaña, trazará el nuevo camino que es todo un programa de vida. "Les han enseñado...pero ahora yo les digo", es una clara manera de decir que no ha venido a suprimir la Ley antigua sino a perfeccionarla, pues el ideal que El presenta al ser humano es imitar la perfección de Dios su Padre.

El quiere que sus discípulos sean luz del mundo y sal de la tierra. Y esto se logra por medio de la vida que cada uno lleve. "Empiece asi a brillar su luz ante los hombres: que vean el bien que hacen ustedes y glorifiquen a su Padre del cielo" (Mateo 5r,36).

Para Jesús sólo hay una manera de seguirlo: "Quien me ama, guardará mi palabra" (Juan 14,21).

Esto significa que el seguimiento no puede quedarse en algo externo, pues la nueva vida que El da es como una fuerza que transforma al individuo por dentro y lo hace vivir de una forma diferente.

El dice: "No basta andar diciéndome: "¡Señor, Señor!", para entrar en el reino de Dios" (Mateo 7,21).

RELIGIÓN Y CRISTIANISMO

Algunos se han preguntado: ¿Es el cristianismo una religión? Debemos responder que más bien se trata de una nueva forma de vivir la religiosidad que existe en todo ser humano.

Esa hambre de divinidad que el ser humano experimenta en forma casi innata es saciada por el mismo Dios que se revela. Jesús es la Palabra viva de Dios, por lo que es la Revelación misma. El ha venido a descubrirnos los íntimos secretos de Dios escondidos desde la creación del mundo.

En la enseñanza de Jesús tenemos la mejor guía para vivir la religión de acuerdo al plan divino, haciendo lo que a Dios agrada.

Y esto, como fue revelado ya en el Antiguo Testamento, no es el ofrecimiento de sacrificios, pues Dios se complace más en la misericordia que en el sacrificio.

La única forma real de vivir la religión es cumpliendo la voluntad de Dios en nuestra vida. Esto significa que nuestra unión con Dios ha de traducirse en una nueva relación entre los seres humanos.

Esa será la tarjeta de identidad de un seguidor de Jesús. El verdadero religioso es el que se destaca en el servicio al prójimo, abriendo su corazón a los demás y actuando siempre con justicia y equidad.

Esa es la forma de ser testigos de Cristo. Esa fue la consigna que El mismo dio a sus discípulos: "En esto conocerán que ustedes son discípulos míos".

Arnaldo Bazán