Entre el pasado y el futuro
P. Fernando Pascual
30-9-2020
El pasado queda atrás, pero
sus consecuencias siguen en pie y tocan muchas dimensiones de la propia vida.
El futuro no existe, pero la
mirada hacia adelante alimenta miedos o esperanzas que penetran en el propio
corazón.
Entre el pasado y el futuro
está el presente. Un presente condicionado y abierto. Un presente dinámico y
misterioso. Un presente que vive del pasado y que mira hacia el futuro.
Cada ser humano encaja en ese
flujo imparable que va del futuro al pasado y del pasado al futuro.
No podemos cambiar el pasado.
Sus huellas están en las cicatrices del cuerpo, en los recuerdos imborrables
del alma, en los espacios más impenetrables de la propia conciencia.
No podemos dominar el futuro.
Las incógnitas forman como una niebla espesa que nos impide comprender cómo
será el mundo en los próximos días, meses, años.
El presente puede llevarme a
un puerto o a otro, a la curación o a una enfermedad crónica, al reencuentro
familiar o a otro conflicto desgastante.
Necesito fuerzas para no
quedar encadenado en el pasado. Necesito esperanza para mirar hacia el futuro
sin angustias paralizantes y sin optimismos engañosos.
Ahora el presente fluye entre
mis dedos, entre pensamientos que espero sean verdaderos, y entre deseos que me
empujan a un lado o hacia otro.
Lo que luego se convertirá en
pasado depende ahora de mis decisiones. Por eso necesito la ayuda de Dios y de
buenos amigos para orientar mi vida de la mejor manera posible, en ese flujo imparable
que me lanza continuamente hacia futuros sorprendentes...