EL GRAN ENGAÑO DE SATANÁS

Padre Arnaldo Bazán

Jesús dijo de Satanás:

"Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira" (Juan 8,44).

¿Saben ustedes que es lo que más quisiera Satanás? Pues perdernos a todos. Esto ya lo intentó desde el principio, como nos lo dice el primer libro de la Biblia, el Génesis, en el capítulo 3. Allí se narra su intervención, engañando a Adán y a Eva, los primeros vivientes, haciéndoles creer que si desobedecían a Dios tendrían el poder del Creador.

Mentir es, pues, lo suyo. Y con sus mentiras nos quiere llevar a todos a apartarnos de la Verdad que es Cristo, como él mismo afirmó:

"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí" (Juan 14,6).

Si algo le encanta a Satanás es ver divididos y enfrentados a los discípulos de Jesús. Y es que la unión de sus discípulos es algo muy deseado por el Señor.

Lo manifestó claramente con ocasión de la Última Cena, como lo recoge san Juan en su evangelio. Jesús se dirige a su Padre pidiendo por sus discípulos:

"No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí" (Juan 17,23).

Lo ideal sería que todos los cristianos nos pusiéramos de acuerdo en la manera de creer lo que Jesús nos enseñó. Está claro que hay, entre los diversos grupos en que estamos divididos, unas diferencias más o menos grandes. No nos ha sido posible conservar la unidad en la doctrina.

Y es que para nosotros los humanos nos resulta difícil ponernos de acuerdo. Ni siquiera el propio Jesús pudo convencer a todos los que le escuchaban. Y al final sus enemigos pudieron más que sus amigos, por lo que le condenaron a morir de manera ignominiosa.

Pero si nos cuesta trabajo ponernos de acuerdo en la doctrina, hay algo en lo que todos los que creemos en Cristo tenemos que estar de acuerdo: en su mandamiento de amor.

Ahí sí es verdad que no podemos fallar, o estaríamos negando la esencia misma del Cristianismo. Eso lo afirmó Jesús sin dejar lugar a dudas: Ustedes han oído que se dijo:

"Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo les digo: Amen a enemigos y rueguen por los que les persigan, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si ustedes aman a los que les aman, ¿qué recompensa van a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludan más que a sus hermanos, ¿qué hacen ustedes de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su Padre celestial" (Mateo 5,43-48).

LA GRAN AMENAZA

Además, necesitamos estar unidos para poder enfrentar la gran amenaza que se cierne sobre nosotros. Puede que todavía en America Latina no estemos totalmente conscientes de ello, pero nuestros enemigos no son, no pueden ser los hombres y mujeres que, pese a las diferencias, creen también en Cristo y tratan de vivir de acuerdo a sus enseñanzas.

Hoy en día TODOS LOS CRISTIANOS enfrentamos la gran amenaza del ISLAM. Desde que Mahoma (530-622 de nuestra era) fundó esa religión, trató por todos los medios de destruir el Cristianismo, poniendo a Jesús en un segundo plano, diciendo de él que era solo un profeta, pero inferior a sí mismo.

Tuvo incluso el descaro de afirmar que el ángel Gabriel, el mismo que en el evangelio de Lucas (1,26-38) aparece encargado de anunciar a la virgen María que había sido elegida para ser la Madre del Salvador, fue quien "le dictó" el Corán, que por lo tanto tiene que ser creído y aceptado letra por letra como "palabra de Dios".

Y, por supuesto, en el Corán se dice que Dios no pudo tener ningún hijo, y que Jesús no pasó de ser un simple profeta, con lo que demostró su clara intención de destruir el Cristianismo desde sus propios cimientos.

El Islam se basó, pues, en las mentiras inventadas por Mahoma, bajo la inspiración de Satanás, haciéndolas aparecer como palabras "dictadas" directamente por Dios, al que llamó Alá.

Para que no hubiese dudas de que su intención era imponer su religión en todo el mundo, desde el principio lo hizo usando incluso de la violencia y la fuerza de las armas.

Mahoma fue, en lo personal, un hombre inmoral, que tuvo muchas mujeres, incluyendo niñas. Comparado con Jesús quedaría totalmente en ridículo, por lo que basó su religión en el miedo y en la condescendencia moral.

Asi, los musulmanes pueden tener hasta cuatro mujeres, pero si alguna de las que tiene ya no le gusta, la puede repudiar y cambiar por otra. Y si algún musulmán trata de cambiarse de religión y convertirse, sea al Cristianismo u otra cualquiera, su propia familia está obligada a matarlo.

Si tenemos la oportunidad de leer el Corán, nos daríamos cuenta de que, mientras se leen cosas muy bellas, hay en el fondo una constante amenaza a aquellos que no se someten.

LA AMENAZA SE CONVIERTE EN REALIDAD

En casi todos los países de mayoría musulmana, los cristianos son tratados como de segunda o tercera categoría, sin verdaderos derechos.

Muchos cristianos, sin distinción, están siendo asesinados, y en algunos países el hecho de tener una Biblia es considerado un delito que merece una severa sanción.

En Arabia Saudita, por ejemplo, donde los musulmanes gobiernan, no se permite NADA que tenga que ver con el Cristianismo.

Lo que es peor es que los musulmanes han ido invadiendo Europa, sin que cayeran en la cuenta de sus intenciones las autoridades de los países que la conforman, con culpa o sin ella, de modo que se considera que en unos cincuenta años Europa será musulmana.

Todavía esto no se ha visto tan claramente en América Latina, pero ya en Canadá y Estados Unidos se nota cómo crece el número de los musulmanes.

Mientras en los países llamados "cristianos", la gente no quiere tener hijos, de modo que la tasa de crecimiento de la población está casi en cero, los musulmanes se multiplican aceleradamente.

Todo esto lo puede estar permitiendo Dios para hacernos ver que somos culpables al apartarnos de sus leyes de amor. Y que muchos que se llaman cristianos no están cumpliendo con los preceptos que El nos ha dado, primero a través de los patriarcas y profetas de Israel, y finalmente por medio de Jesús, su Hijo.

Los musulmanes no distinguen entre católicos, protestantes, iglesias, sectas o lo que sea. Para ellos, el que no es musulmán, tendrá que desaparecer. Ellos pretenden dominar el mundo y hacer del Islam la única religión.

¿Seguiremos nosotros peleándonos unos con otros, en lugar de cumplir el deseo de Jesús de que seamos UNO?

Nuestro Señor y Maestro nos dijo:

"Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae" (Lucas 11,17b).

¿Seguiremos haciendo caso omiso de sus enseñanzas? Pues, si es asi, en el pecado llevaremos la penitencia, y vendrán los musulmanes a ocupar nuestro lugar. ¿Será que no tenemos amor suficiente para ser discípulos del que murió por nosotros en una cruz?

Arnaldo Bazán