COMENTARIOS AL EVANGELIO DE SAN MATEO

CAPÍTULO CUARTO: 5

Padre Arnaldo Bazan

"Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: “Todo esto te daré si postrándote me adoras”. Dícele entonces Jesús: “Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto” (4,8-10).

Todo parece haber sido una imaginación, de modo que en realidad no hubo ese traslado a un monte, como tal. De todos modos, de haber sido así, no se sabe cuál montaña palestina pudo haber sido la escogida por Satanás.

Lo importante aquí no es el lugar, sino el significado de la tentación. La misma estaba dirigida a la tendencia humana hacia el poder y la vanagloria.

Más tarde el propio Jesús nos pondrá en guardia contra esa atracción que ejercen en nosotros el dinero, el poder, el ser los más grandes. Así nos dice: "¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?" (Marcos 8,36).

Ya sabemos que en esta ocasión Jesús se refería a vida eterna, que puede ser arruinada por el afán de las riquezas y el poder.

A Satanás le responde con palabras de la propia Escritura, como se dice en Deuteronomio 6,13.

Y es que el Maligno se presenta ante nosotros, como lo hizo en el Paraíso, de acuerdo al relato del Génesis, con Adán y Eva, como el que lo sabe todo, para así engañarnos y apartarnos de la Verdad.

El no es más que un mentiroso, el padre de la mentira. Así lo calificó Jesús cuando, replicando a los que se empeñaban en no creer en él, alegando que eran hijos de Dios, dijo: “Ustedes son de su padre el diablo y quieren cumplir los deseos de su padre. Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira” (Juan 8,44).

¿Qué puede ofrecernos Satanás? Realmente nada, pero se atreve a ofrecérnoslo todo, como hizo con Jesús.

Son muchos, lamentablemente, los que se dejan engañar por las promesas del Maligno. Como Adán y Eva, se creen que desobedeciendo a Dios encontrarán la felicidad y llegarán a poseer un poder semejante al divino.

Pero no son más que mentiras con las que Satanás nos presenta, como a Jesús, sus tentaciones. Aquí tenemos el ejemplo a seguir. Así debemos responder cuando el Maligno quiera que lo obedezcamos y lo adoremos: “Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a El darás culto”.