El Trabajo del hogar es vital
Rebeca Reynaud
Toda mujer se dignifica al
llevar un hogar, al poner amor en esas actividades porque procura la felicidad
de los que ahí viven.
Ana Catarina Emmerick cuenta que la familia de Lázaro se componía de
cuatro personas: María la Silenciosa, Martha, María Magdalena y él. Poco antes
de la Pasión “María, tomando una libra de ungüento de nardo legítimo, de gran
valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos, y la casa se
llenó del olor del ungüento” (Juan 12,3). Eso hacemos nosotras cuando, por amor
a Jesucristo, logramos en el ambiente de nuestra casa la fragancia de un hogar
alegre.
Los del poder oscuro, que
quieren disolver el orden cristiano de la sociedad, procuran destruir la
familia, deshacen y confunden el orden de sus fines.
En la comida es mejor no
emplear sucedáneos, aunque sean más baratos, porque frecuentemente esos
alimentos no van bien a la salud. Junto con la variedad hay que esmerarse
también en la presentación de los platillos.
Ahora una anécdota: Un señor
empezó a hacer encuestas a domicilio. A la mujer que le abrió la primera puerta
le preguntó:
¾ ¿Cuál
es su profesión?
¾ Es
ser madre de familia.
¾ Mmm… Esa opción no viene considerada en la encuesta.
¾ ¡Ah!...
Soy Doctora en Desarrollo Humano.
¾ Y
¿cuántos proyectos tiene?
¾ Tres,
de lago alcance… Y ¿para qué es esta encuesta?
¾ Por
el Día de la Mujer, para conscientizarlas de la
importancia de ser mujeres.
Pues sí, todos necesitamos un
hogar. Es evidente, pero no hay más que mirar alrededor para ver que cada vez
faltan más hogares. Nos referimos a un verdadero hogar de familia y no a un
vulgar y triste alojamiento.
En Singapur, la gente suele
pasar muy poco tiempo en casa. Muchas familias comen fuera porque no hay nadie
que pueda cocinar, por falta de tiempo o de conocimiento culinario. El Gobierno
introdujo la campaña Cena
un día en Familia, para motivar a los empleados a volver a casa
temprano al menos una vez a la semana. En Singapur la mayoría de las niñas
crecen sin conocer las tareas del hogar. En el Congo belga, los trabajos
domésticos los hace el varón.
En China, en pocas casas saben
lo que es tener “calor de hogar”, tanto porque no se come en común seguido –en
familia-, como porque no se hace la limpieza como en Occidente.
Algunas mujeres deben de hacer
compatible el hogar y el trabajo remunerado para salir adelante, pero otras
veces, las mujeres no quieren dedicarse al hogar porque les parece monótono. No
ven la proyección social de ese trabajo; no perciben que su marido y sus hijos
lo necesitan para desarrollarse y ser felices. El trabajo que se realiza sólo
es una manera de expresarles amor. Las cosas bien puestas hablan por sí solas.
Por eso, Carlos Llano, decía, con esa pasión que le caracterizaba: El periódico, la TV, la prensa, el
mercado... invaden la vida cotidiana. El hogar no debe ser sólo un refugio sino
el fuego de vitalización.
La investigadora María Pía
Chirinos, hace algunas
consideraciones que ayudan a ver la excelencia que pueden tener los trabajos
del hogar: Dice que “no se trata de que la madre de familia ‘se quede en casa’,
sino de establecer que un hogar, con una familia, no puede prescindir de unos
trabajos cotidianos, claramente profesionales, para el desarrollo humano de sus
miembros’’. La realidad actual es que casi no hay comidas en familia, sino
delante de la TV; ni cuidado de la casa ni de la ropa... Junto a la pérdida de
la noción de familia, ha desaparecido la noción de hogar, y se han
desprestigiado los trabajos domésticos. Muchos males de la sociedad actual
radican en que la mujer no quiere atender a su familia.
Todos deseamos ser auténticos
seres humanos, y para ello, hay que adquirir las virtudes de la excelencia que
dependen de actividades cotidianas propias del hogar: templanza y educación en
el comer, hábitos de limpieza que tanto contribuyen a la dignidad personal,
etc. Las máquinas o los hoteles son incapaces de sustituir el trabajo de la
casa. Es más, cuando un hotel quiere ser de lo mejor dice: “Siéntase como en su
casa”, porque sólo en la casa se siente uno en confianza, amado y atendido.
Otra mujer profesionista decía:
Con el ejemplo podemos hacer que la gente descubra la grandeza de la familia y
del hogar; es donde se aprende a ser personas normales, a vivir las virtudes
humanas: la solidaridad, el optimismo, el orden, la alegría y tantas cosas más
buenas y nobles... Por desgracia, se ve que en muchos sitios la casa está
completamente abandonada; pero podemos hace un trabajo imponente si
profesionalizamos el trabajo doméstico.
El secreto al trabajar es poner el corazón en lo que hacen
las manos. No es tanto la cantidad o el tipo de trabajo lo que cansa,
sino la falta de entusiasmo y de motivación. Si cada mujer logra valorar
más el cuidado de su casa y evita la anticoncepción química o física, se frena
el divorcio.
En el funeral de Chesterton,
Ronald Knox recordó a su amigo como poeta de la sencillez profunda: “Fue uno de
los grandes hombres de su tiempo; su mejor cualidad era el don de iluminar lo
ordinario y de descubrir en todo lo trivial una cierta eternidad... Fue como un
hombre que había dado la vuelta al mundo para ver con ojos nuevos su propia
casa”.
El poeta Ramón López Velarde
escribió:
Suave
Patria: tú vales por el río /
de
las virtudes de tu mujerío.
Eso quiere decir, puesto en
prosa, que México vale por las virtudes de sus mujeres. El trabajo del hogar
fue el trabajo de Nuestra Señora, la persona más amada de Dios.