EL MITO DE LALIBERTAD ABSOLUTA
Padre Arnaldo Bazán
A veces se habla de la libertad de una manera tan exagerada,
que uno puede tener la impresión de que se pretende presentarla como absoluta.
Pero eso de la libertad absoluta es totalmente imposible.
Empecemos por decir qué cosa sería la tanta cacareada
libertad absoluta que algunos preconizan, para entonces comprender el por qué
eso no puede funcionar.
¿HACER LO QUE ME
VENGA EN GANAS?
Por de pronto algunos creen que la libertad es hacer todo lo
que quieran. Muy bonito, pero.
Muy bonito porque se supone que si yo puedo hacer todo lo que
quiero voy a poder hacer todo lo que me gusta, de modo que estaré siempre
dándome gusto, por lo que lo pasaría siempre estupendamente.
El que así piense está condenado a darse muchos golpes en la
cabeza, por cuanto no es tan fácil eso de hacer siempre lo que nos gusta. Pero
bien, es posible que algunos lo consigan.
El asunto es, ¿y cómo lo consiguen?
Analizando bien las cosas notamos que algunos consiguen
hacer, si no todas, al menos muchas de las cosas que les gustan porque, para
ello, hacen pagar a otros un alto precio. Es decir, que para que uno pueda
salirse con la suya otros tienen que sufrir las consecuencias.
Hay gente, por ejemplo, que tiene dinero a montones. Pocos
son, sin embargo, los que lo han conseguido en forma totalmente honrada. Ellos,
desde luego, dirán que todo ha sido el producto de sus esfuerzos y trabajos - y
no dudo que se den algunos casos -, pero generalmente los grandes capitales se
logran a base de quitar a otros lo que les pertenece.
La libertad, para que sea verdadera, nunca podrá ser
absoluta, pues esto supondría despojar al ser humano de toda responsabilidad y
obligarlo, además, a vivir en completa soledad.
LIBERTAD Y COMUNIÓN
Desde el momento en que un ser humano entra en comunión con
alguno de sus semejantes, está enriqueciéndose con tal relación, disfrutando de
lo que el otro le aporta.
Esta comunión, cuando es auténtica, supone a cambio tener que
sacrificar algo: parte de la propia libertad.
Esto así porque si entendemos bien la libertad tenemos que
reconocer que todos los individuos tienen el mismo derecho a ella, de modo que
la libertad de uno limita la de los otros.
Uno no ha recibido la libertad para abusar de ella, pues el libertinaje
perjudica necesariamente a alguien. Por el contrario, la libertad es un don que
se nos ha dado para compartir con los demás y disfrutar plenamente de nuestros
derechos.
Desde el momento en que yo amplío mi libertad a base de
oprimir a otros, no solo les quito a ellos la libertad sino que reduzco o
aniquilo la propia, puesto que nadie puede ser libre en la opresión y el abuso
ejercido en contra de sus prójimos.
LÍMITES DE LA
LIBERTAD
Yo soy libre para ganar dinero, pero no a costa de los demás.
Soy libre para hablar todo lo que quiera, pero nunca para calumniar o decir
falsedades o palabras injuriosas o deshonestas. Soy libre para crear una
empresa, pero no para explotar a obreros y empleados. Soy libre para gritar,
pero no para quitar el descanso a otros. Soy libre para amar, pero no para
utilizar a otros como instrumentos de mi lujuria. Soy libre para negociar, pero
nunca para engañar a los demás a fin de ganar más. Soy libre para disfrutar de
la vida, pero no si con ello ofendo a Dios o a mis hermanos.
Mucha gente reclama, proclama y defiende la libertad, pero
cuando analizamos un poco sus planteamientos nos damos cuenta de que están
pensando solo en lo que les atañe a sí mismos, pues no creen que todos tengamos
igual derecho.
Así, se lucha por la libertad de empresa, de prensa, de
domicilio, de expresarse de acuerdo al propio pensamiento, etc., etc.
Con todo, nunca podremos proclamar un estado de verdadera
libertad si no existe una igualdad de oportunidades para todos. Donde solo unos
pocos pueden tener empresas, pueden hablar libremente, pueden moverse con toda
facilidad y ejercer sus derechos ampliamente, la verdadera libertad no existe.
Los hombres no pueden ser más libres que las mujeres; los
blancos más que los negros; los católicos más que los protestantes; los del
norte más que los del sur. Hay libertad cuando cada quien disfruta de sus
derechos sin que nadie se lo impida.
Algo que mucha gente no entiende es que la libertad es un don
colectivo, es decir, que en modo alguno se puede reducir a lo individual. Nadie
es verdaderamente libre en un país donde haya esclavos. Los tiranos no son
libres, pues lo que están ejercitando es el libertinaje que los convierte en
esclavos de su propio egoísmo.
La libertad tiene un sinnúmero de enemigos. Prácticamente
todos somos sus enemigos potenciales, pues nos es difícil escapar de la
influencia que ejerce la ambición sobre todos nosotros.
Toda la historia humana está plagada de constantes ataques en
contra de la libertad. Y, desgraciadamente, esto no ha podido ser superado. Hoy
hay muchos que trabajan, a veces inconscientemente, para destruirla.
Los que abogan por el libertinaje total, de modo que en
nombre de los derechos individuales se desconozcan los derechos de terceros,
como en el caso del aborto, o el bien general, como en la pornografía y otros
abusos, son los verdugos de la verdadera libertad.
Arnaldo Bazán