Un camino hacia el amor
P. Fernando Pascual
30-5-2020
A lo largo del día tomamos
pequeñas o grandes decisiones: ir al trabajo, hacer una llamada, leer una
noticia, limpiar platos, arreglar una cafetera, alargar o acortar el tiempo de
descanso.
En medio de tantas opciones,
notamos que algunas empequeñecen nuestro corazón, porque surgen desde el
egoísmo, la pereza, la envidia, el odio, la avaricia, la lujuria, y la larga
lista de pecados que nos dañan.
Otras opciones agrandan el
corazón, porque nos apartan del egoísmo y conducen, con pasos pequeños o
grandes, hacia el amor.
Sabemos que el camino hacia el
amor se construye gracias a opciones que surgen desde la mirada puesta en Dios,
desde la gratitud por su misericordia, desde la pertenencia a su Iglesia, desde
los consejos de los buenos hermanos.
No faltan dificultades: a
veces una mala costumbre hace muy costoso optar por el amor, servir a los
necesitados, perdonar a quien nos haya ofendido, invertir tiempo y energías
para el bien.
Pero la ayuda de la gracia
divina, el fuego del Espíritu Santo que nos ha sido dado, hace posible que el
amor se convierta en el centro de nuestras vidas.
Ese amor no se cansa, no tiene
límites, porque nace de Dios y nos conduce hacia Dios (cf. 1Cor 15; 1Jn
4). Entonces podemos superar egoísmos, miedos, complejos, que tanto nos impiden
correr por los caminos del Señor.
Cada día podemos recorrer, con
alegría, un camino hacia el amor. Ese camino nos permitirá acoger, llenos de
confianza, el gran Amor que Dios nos tiene; y nos hará servir a nuestros
hermanos según el ejemplo de nuestro Maestro, que no vino para ser servido,
sino para servir (cf. Jn 13; Mt
20,25-28).