¿Qué es lo prioritario ahora?

Martha Morales

 

El 56% de las mujeres que se suicidan en el mundo son chinas. El aborto está fuertemente asociado al incremento de suicidios. Una media de 350,000 personas se quitan la vida en ese país, de las que 230,000 son mujeres, según datos del Control de Enfermedades del Ministerio de salud chino (cfr. Claudia Gutiérrez, www.Solidaridad.net). En China el suicidio se ve “como una protesta en silencio”. La política de China del “hijo único” se ha suavizado ligeramente, pero si la mujer se vuelve a embarazar sin previa autorización gubernamental, la le practican un aborto. En China, si las mujeres se quieren embarazar, deben solicitar permiso al Estado, por ello, millones de mujeres sufren abortos obligados. Como consecuencia, China tiene un alto grado de suicidios en mujeres jóvenes. La mujer es un ser de segunda categoría en China, no hay quién las atienda en sus enfermedades psicológicas ni en su síndrome postaborto, así que no encuentran motivos para vivir después del trauma sufrido.

Además, en China los jóvenes están sometidos a una gran presión de parte de sus padres y abuelos, para que tengan éxitos académicos, esto los convierte en personas incapaces de asimilar fracasos o desengaños amorosos, lo que explica muchos suicidios entre la población joven. En suma, es la quinta causa de muerte en el país asiático.

La familia ha existido antes del Estado. Si se destruye la familia, se destruye a la sociedad. Los romanos eran inteligentes, decían que una familia disfuncional probablemente va a generar hijos disfuncionales y se van a convertir en ciudadanos disfuncionales, entonces el Estado va a lidiar con ello, y dicen: “No quiero esos problemas, vamos a resolver el problema de raíz”, entonces dan unos parámetros jurídicos para proteger a la madre y a sus hijos. Hay hijos con circunstancias difíciles y son capaces de sobreponerse y ser personas muy virtuosas, pero no son la mayoría.

Ningún ser humano puede ser declarado incompatible con la vida. Cada niño que se manifiesta en el seno materno es un don, un regalo irrepetible y único. Los bebés no son como las máquinas, si una se echa a perder, consigues otra. Cada niño cambia la historia de una familia, del padre, de la madre, de los hermanos y de los abuelos y tíos. El miedo y la hostilidad hacia la discapacidad a menudo conducen a la elección del aborto configurándolo como una práctica de “prevención”. Todo niño ha de ser amado, toda persona ha de ser amada, aunque lleve malformaciones físicas o morales. Toda vida humana es sagrada e inviolable. A veces hay una mentalidad eugenésica inhumana, que dicta quienes han de morir y quienes han de vivir, y así se arrebata a las familias o a la madre la posibilidad de acoger y amar una nueva vida, aunque ésta sea débil.

La Confederación Americana Sobre Derechos Humanos, de observancia obligatoria para México, establece el derecho a la vida desde el momento mismo de la concepción (Art, 4º, párrafo primero). Es imposible que un delito sea al mismo tiempo un derecho. No es progresista tratar de resolver los problemas humanos eliminando una vida humana.

Dicen que mucha gente muere por culpa del alcohol; pocos dicen cuánta gente nace por la misma causa.

Cuando la madre no quiere al hijo que viene, queda el recuro a la adopción. No existe el derecho a adoptar, existe el derecho a ser adoptado, dice el juez de Kentucky: “El niño tiene el derecho superior de recuperar lo que ha perdido en lo natural: un padre y una madre”. El niño no es un producto para satisfacer un anhelo emocional, ideológico o político. El niño es el fin supremo de la sociedad y del Estado. Todo niño es un fin en sí mismo, es digno de ser amado por sí mismo.

Lo prioritario ahora es la defensa de la vida y del amor, por ello hay que saber que hay personas que crean vacunas para hacer a los bebés autistas (la MMR, conjunto de vacunas infantiles) y también han confeccionado vacunas que enferman, como la vacuna contra la influenza, que ha provocado neumonía en múltiples casos. Ahora van a sacar una vacuna contra el Covid-19 que va a inocular un virus peor y mortal, y también nos quieren poner un chip obligatorio para controlar a la población.

La defensa de la vida y del amor son ahora mismo lo proritario y hemos de luchar por ello con medios científicos, con oración y sacrificio, de otro modo estamos perdiendo el tiempo en distracciones banales.