Un modo diferente de pensar
P. Fernando Pascual
3-4-2020
El mundo impone temas, suscita
miedos, promueve necesidades, viraliza campañas. Muchos se dejan arrastrar por
la corriente.
Existe, sin embargo, un modo
diferente de pensar. No queda ahogado en lo inmediato. No condesciende a las
presiones de unos u otros.
Ese pensar se dirige a lo que
realmente importa: al sentido de la vida, a lo que exista tras la muerte, a la
verdad que no pasa, a la justicia más allá de las apariencias.
Es un pensar que entiende
mejor el sentido de una epidemia, las alternativas en medio de una crisis, los
espacios que el amor tiene ante sí en medio de un fracaso.
Es un pensar que acoge a Dios,
presente en la historia humana de un modo especialmente intenso con el
nacimiento del Hijo de Dios e Hijo de María.
En ocasiones, quien piensa de
modo diferente es incomprendido, marginado, aislado. Tratan de silenciar sus
palabras y de despreciar su conducta.
Pero eso no le da miedo. Está
afianzado en el deseo irrenunciable de verdad, belleza, justicia. Eso lo hace
fuerte. Por eso la corriente no lo arrastra.
¿Podemos también nosotros
entrar en ese modo rico, fecundo, atrevido, de quienes piensan por su cuenta y
dejan a un lado modas ideológicas y temas impuestos por otros?
Parece difícil, incluso
arriesgado. Si al mismo Cristo lo consideraron loco, ¿cómo no será despreciado
quien recibe al Maestro en su casa y lo acepta como Salvador?
El mundo sigue con sus prisas
tras fantasmas que no salvan, tras modas envejecidas antes de tiempo, tras
iluminismos falsos que dejan los corazones llenos de tinieblas.
Pero cuando un hombre abre su
mente a una manera diferente de pensar, encuentra las pistas para reconocer el
sentido auténtico de la existencia, que consiste en dejarse amar por Dios, y en
aprender a amar a los hermanos...