Sorpresas tras las elecciones

P. Fernando Pascual

28-12-2019

 

Una democracia sana existe cuando los candidatos y los partidos presentan de modo concreto programas claros y comprensibles, para que así los votantes puedan saber con precisión qué están eligiendo.

 

Una democracia enferma existe cuando los candidatos y los partidos no tienen claridad en sus programas, o cuando, después de las elecciones, hacen pactos y cambian sus programas sin respetar las preferencias de los votantes.

 

Por desgracia, en diversos lugares del mundo se produce, tras las elecciones, la desagradable sorpresa de que los políticos elegidos empiezan a poner en marcha proyectos y pactos sobre los que nada habían dicho durante la campaña electoral.

 

La situación es más grave si los militantes de los partidos y los que han votado por esos políticos se muestran pasivos antes los cambios de ruta de sus dirigentes.

 

La apatía de votantes y de muchos miembros de los partidos políticos hace posible que políticos sin escrúpulos, deseosos del poder o auténticos estafadores, puedan tranquilamente hacer lo contrario de lo que prometieron.

 

En cambio, cuando una sociedad se caracteriza por la madurez y el sentido de responsabilidad, los políticos saben que tienen que respetar al máximo aquello que prometieron antes de las votaciones.

 

Por eso, cuando tras unas elecciones la gente queda sorprendida, incluso indignada, ante cambios radicales en las decisiones de algunos parlamentarios y candidatos elegidos para cargos públicos, hace falta una reacción firme.

 

Si muchos votantes presionan a sus políticos a no emprender planes no presentados en campaña electoral, y si muchos parlamentarios respetan a fondo el voto popular, los malos dirigentes no podrán poner en marcha acciones no anunciadas antes de las elecciones.

 

Entonces será posible marginar a políticos deshonestos, al mismo tiempo que se apoyará a aquellos hombres y mujeres honestos capaces de promover democracias sanas, con buenos programas y con un firme respeto a las legítimas intenciones de quienes apoyaron tales programas con su voto.