La fuente de la alegría

Lucio del Burgo OCD

Nuestra sociedad nos ha dado muchas satisfacciones, nos ha proporcionado abundancia de alimentos, disfrutamos de la naturaleza y de las bellas ciudades construidas por muchas generaciones, nos ha dado la posibilidad de viajar y de tener mayor cultura. ¿Cómo vamos a olvidar la tecnología? Con un clic nos pone al tanto de lo que acontece en nuestro mundo… Todo es bueno y es un regalo de Dios.

Pero hay una fuente que no podemos olvidar. Está corriendo día y noche dentro de ti. ¡Es una persona y se llama JESÚS!. Sin Él toda fuente se seca y todas las cosas se marchitan y se agostan. <<Todo se mantiene en Él>> nos advierte san Pablo, gran amigo de Jesús. No lo olvides en este itinerario cuaresmal. Búscalo, míralo, piensa en Él, déjate mirar por Él. En este mundo se han multiplicado los charcos del placer y tenemos nostalgia de una fuente de alegría que mana sin que nunca se agote.

Tienes muchas ocasiones para escuchar al Maestro. Todos los acontecimientos de tu vida son una ventana que te acerca al Señor. Guarda silencio, cierra los ojos y lo encontrará en tu corazón. Abre el Evangelio y allí te espera Jesús para iluminarte, para dar sentido a tu vida, para regalarte una alegría y una fiesta que no tienen fin, como afirmaba el Hermano Roger de Taizé.

No me olvido de una experiencia que han saboreado muchas generaciones de creyentes, <<Yo estoy con vosotros todos los días>>. Me refiero a la Presencia de Jesús en la Eucaristía. Ha sido una fuente que mana y corre>>, como decía Juan de la Cruz. Desahoga ante Él tu corazón, es la cita que tenemos con el Amigo. Siempre nos espera, nos ilumina con su luz y nos llena de esperanza, <<aunque es de noche>>.