Progreso y ecologismo
P. Fernando Pascual
23-11-2019
La idea de progreso
caracteriza buena parte de la historia humana, y ha tenido formas especialmente
influyentes en los últimos tres siglos.
Por ello se habla del
"mito del progreso". Tal mito se puede aplicar a ciertos promotores
del mercado libre, que defienden e imaginan que una economía sin restricciones,
de tipo capitalista, mejoraría el mundo de modo asombroso.
También se aplica a las
diversas propuestas marxistas, sea en el comunismo adoptado por Lenin y Stalin,
sea en los ambiciosos programas de Mao, impuestos dramáticamente en China
durante décadas.
En un primer análisis,
parecería que el ecologismo, o el ambientalismo, o movimientos semejantes,
irían en contra la idea del progreso, porque denuncian como peligrosos ciertos
desarrollos tecnológicos.
Existe, sin embargo, un hilo
conector que une a los defensores del capitalismo libertario y del comunismo en
sus diferentes formas con el ecologismo: la idea de que el hombre, con
decisiones bien pensadas, puede alcanzar mejoras importantes.
Según esa idea, basta una
eficaz aplicación de la ciencia, apoyada por una sana disciplina y por leyes y
gobiernos con ideas ambientalistas, para que se eliminen los graves daños del
planeta y se alcance un equilibro ecológico benéfico para todos.
Aunque ciertas formas de
ecologismo van contra una producción industrial sin controles y contra utopías
comunistas que han provocado graves daños ambientales, coinciden con esos
fenómenos en la presunción de que el hombre puede, con ideas adecuadas,
arreglar el mundo.
La larga historia humana, con
millones de víctimas inocentes y con daños inmensos provocados en nombre del
progreso, parece insuficiente para alertar ante el engaño de tantas propuestas
que creen que bastan las ideas y la energía de algunos gobernantes y de muchos
activistas para arreglar el mundo.
Porque si algo podemos
aprender de los daños provocados por la Revolución Francesa, por las guerras
napoleónicas, por la absurda Primera Guerra Mundial, por los ingentes daños del
nazismo, del comunismo y del maoísmo, es que proyectos presentados como mejoras
radicales del mundo han provocado ríos de sangre y de lágrimas de millones de
inocentes.
Los grupos que promueven una
mejora ambiental pueden ofrecer importantes reflexiones para contrarrestar
ideas dañinas de progreso que provocarían enormes daños a la humanidad. Pero
solo lo harán de modo adecuado si evitan los errores de tantas utopías que, con
la bandera de mejorar el mundo, han causado más daños que beneficios.