Ante lo que somos y hacemos
P. Fernando Pascual
30-11-2019
Hay momentos en la vida en los
que nos preguntamos si estamos contentos ante lo que somos y hacemos.
En momentos así, un técnico
electrónico puede descubrir que su mayor deseo era trabajar en un parque
forestal, mientras ahora vive entre circuitos, tarjetas y conexiones.
Un taxista siente, en su
interior, que siempre había soñado con trabajar como recepcionista, en vez de
girar por calles y calles de un sitio para otro.
Un esposo o una esposa miran
su propio pasado y reconocen que tal vez se equivocaron el día de la boda y así
experimentan hoy un aburrimiento desgastante.
La lista de personas que están
descontentas por lo que hoy son y hacen queda incompleta si no miramos la otra
lista: la de quienes sí están felices con su vida actual.
Un médico, al llegar cansado a
su hogar, siente una honda alegría por haber emprendido esa carrera con la que
ahora puede asistir a tantas personas.
Un conductor de camiones
disfruta, al recorrer cientos de kilómetros, en sus viajes como si fueran
aventuras al servicio de otros.
Unos esposos celebran cada día
su amor, convencidos de que su mayor acierto, bendecido por Dios, fue el de
haberse casado abiertos al cariño y a los hijos que llegaran.
Entre los que están en una
lista y en la otra (descontentos o felices de lo que ahora realizan), cada uno
puede preguntarse dónde se encuentra.
Puede ser que la respuesta sea
confusa: hay momentos en los que quisiéramos que todo hubiera sido diferente, y
otros momentos donde damos gracias a Dios por el camino que nos ha llevado a lo
que ahora somos y hacemos.
Descontento o contento,
desanimado o lleno de entusiasmo por el presente, puedo preguntar, delante de
Dios: Señor, al ver el camino que he recorrido hasta ahora, ¿qué me pides, qué
esperan de mí otros, qué puedo decidir ahora?
Quizá no habrá bruscos golpes
de timón ni cambios radicales, pero sí podemos orientar el presente y el futuro
a mejorar un poco lo que somos, sea cual sea nuestro pasado, y a hacer con amor
y esperanza aquello que vislumbramos como posibilidades de bien ante
nosotros...