Con la mirada en la realidad y
en Cristo
P. Fernando Pascual
23-11-2019
Cualquier reunión eclesial que
trate sobre la Iglesia en algún territorio (Estado, continente, etc.), necesita
poner la mirada en la realidad y en Cristo.
Sin embargo, existe el peligro
de organizar encuentros y elaborar propuestas eclesiales que no arranquen de
una correcta comprensión de la situación real de la gente.
Ese peligro se hace realidad
cuando los análisis se basan en filosofías no armonizables con la fe, o se
recogen datos parciales, o se trabaja con idealizaciones de algunos grupos
sociales y demonizaciones de otros grupos.
En cambio, si se busca conocer
los datos de las personas concretas desde una mirada realista, honesta, seria,
desideologizada, se lograrán mejores análisis y se alcanzará una visión más
completa de la situación.
Junto a la mirada dirigida a
la realidad, un encuentro auténticamente eclesial dirige su mirada hacia
Cristo.
Porque es Cristo el origen de
la Iglesia. Él es el Hijo del Padre que busca la redención de los hombres, el
verdadero y único Salvador de los males más profundos que nos afectan a todos.
Desde la mirada a Cristo, los
análisis irán más a fondo, porque estarán basados en el gran amor que tiene el
Señor hacia todos los llamados a la Iglesia.
Además, es Cristo quien ayuda
a comprender mejor la mayor amenaza que afecta a cada ser humano: el pecado. Y
también es quien ofrece la curación más completa cuando uno sucumbe a la
tentación: la misericordia, acogida y recibida en el sacramento del perdón.
Un camino eclesial, en la
parroquia, en la diócesis, en una región eclesiástica, en una conferencia
episcopal, en algún sínodo más amplio, o incluso en un concilio, podrá abrirse
al Espíritu Santo desde esas miradas que nunca pueden faltar: hacia la realidad
de nuestro tiempo, y hacia Cristo, Señor del mundo y de la historia.