Palabras y frases para
esconder la realidad
P. Fernando Pascual
27-10-2019
Diversos autores (como Orwell
en su famosa obra "1984") han hablado de esto, y conviene recordarlo
con cierta frecuencia: el uso de palabras orientadas a esconder realidades
incómodas o a imponer proyectos ideológicos.
Gobiernos y grupos lo han
hecho y lo hacen con frecuencia. Unos pocos ejemplos sirven para ilustrar esta
manipulación del lenguaje.
Manipulan quienes hablan de
normalización lingüística cuando en realidad buscan imponer un idioma a
minorías que hablan otros idiomas.
O cuando se exalta el
"derecho a decidir" mientras se defiende el aborto, algo que va
contra un derecho fundamental: el respeto a la vida de todo ser humano, también
antes de su nacimiento.
O cuando se alude a
"matrimonio igualitario" mientras se promueve un tipo de unión que
carece de un elemento constitutivo de todo matrimonio: la complementariedad que
permite a una pareja transmitir la vida al propio hijo.
O cuando se emplea la palabra
"limpieza" para aplicarla a las razas (limpieza étnica) como excusa
para promover la expulsión o incluso el exterminio de miles de seres humanos.
O cuando se martillea a la
gente con frases como "espacio vital" o "revolución del
proletariado" para que dictadores ambiciosos provoquen guerras y
represiones indescriptibles.
O cuando se invoca la
"seguridad nacional" como parapeto para emprender represiones que
sirvan para eliminar cualquier oposición legítima en una sociedad sanamente
organizada.
O cuando son declarados
"antirrevolucionarios" o "antipatriotas" quienes no piensan
como el partido totalitario o el dictador de turno, sea de derechas o de
izquierdas (dos palabras de las que también se abusa ampliamente).
La lista podría hacerse casi
interminable, porque el recurso al "antilenguaje"
es un instrumento muy usado para engañar a la gente, para neutralizar
oposiciones ante proyectos claramente injustos, y para imponer planes
dictatoriales.
A pesar de tantas palabras y
frases usadas para esconder la realidad, los hechos nunca pueden ser
destruidos: la verdad, tarde o temprano, termina por imponerse.
Es de desear que los engaños
lingüísticos sean denunciados con presteza. Así será más fácil que discusiones
sobre temas fundamentales se construyan desde la verdad.
Porque solo con un lenguaje
limpio y sincero resulta posible un buen análisis de cada propuesta para poder
evaluarla seriamente en lo negativo y en lo positivo que contenga.