Gobiernos ante encuestas y
votaciones
P. Fernando Pascual
9-11-2019
Un gobierno sano tiene como
meta promover el bien común de la sociedad, que coincide con la búsqueda de
todo aquello que permita a las personas y a los grupos alcanzar objetivos
buenos según sus necesidades.
Un gobierno enfermo tiene como
objetivo mirar sobre todo al bien de algunos grupos, a conseguir mejores
resultados en las encuestas, y a asegurarse un número de votos que les
garantice la reelección.
Uno podría suponer que un
gobierno sano sería premiado por las encuestas y que alcanzaría buenos
resultados en las votaciones. La realidad, sin embargo, desmiente tal
suposición, sobre todo cuando la gente no percibe los beneficios de ciertas
decisiones difíciles pero necesarias para el bien común.
Por eso, ocurre que algunas
buenas decisiones de los gobernantes reciben poco apoyo, o incluso provocan
descontento en la "opinión pública", cuando tales decisiones resultan
necesarias en un momento determinado para el bien de la sociedad.
Al mismo tiempo, y esto es
sumamente dañino, ocurre que otras decisiones de los gobernantes que provocarán
graves daños sociales a corto o a largo plazo, son recibidas con aplausos y
reconocimientos porque la prensa y la gente las considera buenas según
intereses mezquinos o falta de seriedad en los análisis.
Los sistemas democráticos
quedan seriamente heridos cuando los partidos y las personas, especialmente
quienes reciben el encargo de gobernar, están obsesionados por las encuestas y
miran siempre lo que pueda suceder en las siguientes elecciones.
Ciertamente, cuando un
gobierno toma una decisión difícil pero necesaria para la justicia y la paz
sociales, ha de buscar maneras para hacerla entender a la gente. Lo cual
implica, en no pocas ocasiones, superar ataques oportunistas de los partidos de
la oposición que presentan lo necesario y bueno como negativo...
En cambio, una oposición
responsable, auténticamente deseosa del bien común, no caerá en tácticas
electoralistas para criticar al gobierno cuando toma decisiones difíciles pero
beneficiosas, sino que apoyará honestamente a los gobernantes para no hacer más
tensa la situación.
Parece una utopía, pero es
posible imaginar sociedades en las que la atención a las encuestas y a las
votaciones no envenene la vida política. Así será posible que los gobernantes
cuenten con la suficiente confianza como para tomar decisiones adecuadas a cada
momento, desde el deseo de ayudar a las personas y a los grupos en sus
necesidades fundamentales.