LEER LA VOZ DE LAS URNAS

 

En diversas oportunidades hemos podido escuchar, en estos días, que hay que saber leer la voz de las urnas.

Sin duda ello hace referencia a los resultados del domingo pasado donde la población se manifestó.

Sin duda yo no voy a realizar una lectura de esa voz puesto que no me corresponde ya que soy cura y no politólogo.

Escuchando esa voz es que, ahora, los políticos encaran este nuevo tiempo de campaña electoral, supongo yo.

Yo quisiera tomar esa necesidad de leer la voz de las urnas aplicándola a una realidad que me ha tocado vivir en estos últimos días.

El viernes de la semana pasada debí ir a Salto por un motivo particular. Sin duda fue una tarde muy grata aunque intensa. Una vez concluida la jornada volví a Mercedes ya que, al día siguiente, tenía diversas actividades que me hacían sentir debía estar.

Tal vez uno podría solicitar suplencias pero ello es algo que trato no hacer puesto que alguien se debe recargar de trabajo. Sé que suplirían con gusto pero no dejaría de ser una recarga para diversas personas.

Cuando comenté el periplo realizado me dijeron: “¿Por qué no se quedó?”

El domingo debí ir a votar, nuevamente a Salto. Todas las veces me propongo trasladar la credencial pero, cuando me dispongo a hacerlo es cuando ya ha vencido el plazo para tal gestión. No me quejo de deber ir a Salto.

Fui y volví en la tarde. La mayor cantidad de horas disponibles fueron en la ruta.

Me dijeron: “¿Por qué no se quedó?”

El sábado, como desde hace muchos años, soy invitado a predicar en una misa por el día de los difuntos en un lugar de donde conservo una cantidad de recuerdos y mucha gratitud.

La misa era a las once de la mañana en un cementerio cercano a Montevideo. Para la misa de las diez y nueve ya estaba, nuevamente en Mercedes bañado y con unos mates en el cuerpo.

Me dijeron: “¿Por qué no se quedó?”

Yo me dije: “Con tal de que no venga quieren que me quede en un cementerio”

Sin duda que puedo hacer una doble lectura de la opinión de la comunidad.

Puedo entender que ya están tan hartos de mí que desean me quede en algún lugar para tomarse unas vacaciones de mi presencia.

Puedo entender que ya no desean otra cosa que me quede por algún lado (hasta en un cementerio) con tal de que no esté por aquí.

¿Realizar este tipo de lectura es correcto? ¿Puedo quedarme con esta lectura?

Sin duda que habrá quienes entiendan esa es la lectura correcta que debo realizar y estarán aquellos que dirán que tal lectura es incorrecta.

Existe otra lectura que, también debería realizar, y que dice del cuidado que los de la comunidad desean realice.

Me dirán que las tareas extras que deben realizar para suplirme las realizan con gusto como cuando debido a otras tareas debo faltar. Que nada se detiene por mi ausencia y puedo ausentarme con total tranquilidad. Que verían con buenos ojos mi ausencia si la misma responde al hecho de cuidarme un algo más de lo mucho que me cuido.

Leer la voz de la comunidad no es simple puesto que se presta para esta doble lectura. Por un lado una lectura negativa y otra desde el afecto y el cuidado.

Ha pasado el acto eleccionario y las urnas han hablado dejando una voz que necesita ser escuchada y ante los que, los políticos, no pueden ser sordos o desatentos.

Ha quedado una voz que no puede limitarse a cuestiones personales sino que dice de política en el más pleno de sus sentidos.

¿Qué ha dicho el bien común?

¿Qué debe leerse desde los resultados electorales?

La población continúa teniendo la palabra para manifestarse sobre fin de este mes. 

 

Martin Ponce de Leon SDB