Un camino interior hacia Dios
P. Fernando Pascual
12-10-2019
No es fácil, si las prisas nos
agobian, dejar espacios para Dios.
Actividades, mensajes,
llamadas, asuntos pendientes, forman como una nube tóxica que genera cansancio
y que cierra horizontes para lo mejor.
En esos momentos, necesitamos
encontrar caminos para librarnos del peso de tantas preocupaciones para avanzar
hacia lo único importante.
Porque en la vida lo que
realmente cuenta, lo que dura para siempre, es lo que sirve para abrirnos al amor
de Dios y al amor a los hermanos.
Necesitamos emprender, cada
día, un camino interior que nos lleve hacia Dios.
Un camino que deje atrás todo
aquello que no es necesario.
Un camino que permita escuchar
el Evangelio para que cambie nuestras vidas.
Un camino que permita ver
nuestros pecados a la luz de la misericordia y nos anime a pedir perdón.
Un camino que nos acerque a
los hermanos, a tantos hombres y mujeres que son hijos del mismo Padre y que
buscan lo mismo que nosotros.
El camino interior hacia Dios
genera alegría, porque nos libra de angustias y deseos innecesarios. Abre a la
esperanza, porque descubre, nuevamente, a Cristo.
Hay días y semanas que
acumulan tensiones que nos arrastran hacia la inquietud.
Pero con un corazón atento y
una mente purificada, podremos dejar atrás el lastre que daña y la angustia que
paraliza.
Entonces escucharemos, como si
fuese nueva, la voz del Maestro que nos dice: "Venid a mí todos los que
estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso..." (Mt
11,28).