Merece la pena creer
en Dios
Lucio del Burgo OCD
En una reunión con
jóvenes donde abundaban las preguntas y respuestas, una persona narró que tenía
un familiar que era una persona buena, honrada, buen padre de familia, honesto
y responsable en el trabajo. Pero no tenía fe. Hay personas muy buenas pero no son creyentes. No han tenido, por
diversas circunstancias, acceso al mundo de la fe.
¿Qué es la fe? La fe es
una semilla que Dios ha puesto en nuestro corazón. Esta semilla produce estos
frutos: confianza en Dios, experiencia de su presencia y cercanía, diálogo con
el Señor…La fe engendra en la persona una mirada nueva ante los acontecimientos
de la vida. La persona se siente solidaria ante lo que suceda a su alrededor.
Alguna vez he oído decir:
<<Yo para ser bueno no tengo que ir a la Iglesia>>. Es cierto, Dios
ha derramado su bondad en la creación, en el universo entero, en el género
humano.
La fe es creer en Jesús,
confiar en él, poner nuestra vida en sus manos, hablar tú a tú con el Señor.
Insisto en la oración como parte integrante de la fe. ¿Por qué? En todas las religiones
está presente la oración de distintas formas y estilos. Los creyentes de todas
las religiones, durante muchos siglos de historia, han demostrado al mundo que
el diálogo con Dios es posible y que está es la entraña de la fe. Ser cristiano
es ser orante.
Pidamos al Señor que
conserve nuestra fe, que aliente la fe de nuestra nación, que nuestros jóvenes
se abran a la belleza del Evangelio. La fe es el gran regalo de Dios. No sabe
lo que se pierde el hombre y la mujer que no tiene fe. Gracias, Señor, porque
nos has dado la fe. Que siempre la conservemos.