Reproches sobre el pasado
P. Fernando Pascual
5-10-2019
Tres personas están reunidas
para ver cómo distribuyen los muebles en la oficina. Llegan a un acuerdo. Se
marcha una de esas personas. Otra comenta: hace dos años quien acaba de irse
pedía todo lo contrario y provocó un sinfín de problemas.
Lo anterior ocurre de muchas
formas y en contextos familiares, de trabajo o de otro tipo. En el fondo, se
trata de indicar a otros hechos del pasado en un tono de reproche y de queja
respecto de personas concretas.
Los reproches sobre el pasado
pueden tener diversas causas. Una, la más sencilla, consiste en el
resentimiento. Alguien hizo algo que disgustó a otros, y las personas
disgustadas aprovechan una ocasión para recordar aquello que provocó cierto
daño o que suscitó un conflicto más o menos serio.
Otras veces esos reproches
apuntan a acusar a otros de incoherencia. Por ejemplo, cuando una persona hace
varios años se quejaba de la falta de luz en una habitación, y años después le
parece excesiva la que hay (y resulta que nadie ha cambiado las lámparas de ese
lugar...).
Sean cuales sean las causas de
los reproches sobre el pasado, pueden ser dañinos cuando provocan en quienes
los escuchan cierta desconfianza respecto de una persona por algo que ocurrió
hace tiempo. Esa desconfianza hiere las relaciones y provoca prejuicios que a
veces duran años y años.
Por eso, antes de comentar lo
que en el pasado hizo o dijo otra persona, hemos de preguntarnos si vale la
pena externar eso, o si no sería mejor guardarlo en la memoria y dejar que los
hechos sigan su curso sin interferencias.
Ciertamente, hay ocasiones en
las que resulta no solo bueno, sino incluso obligado, avisar que esa persona
que parece tan cariñosa más de una vez ha traicionado a otros por la espalda.
Pero también existen casos en
los que una persona ha podido superar un defecto de su pasado y merece, ahora,
apoyo y espacio para reconstruir su vida y entrar en el mundo de las relaciones
humanas sin que otros recuerden continuamente errores que han quedado atrás.