Dios nos habla en la
naturaleza
P. Fernando Pascual
22-9-2019
Dios, que es Padre, Hijo y
Espíritu Santo, tiene muchos modos de comunicarse con nosotros, hombres y
mujeres llamados a existir desde Su Amor y para amar.
Uno de esos modos está en la
naturaleza, en la riqueza de bellezas y armonías que encontramos en lo grande y
en lo pequeño, en el cuarzo y en los laureles, en las truchas y en los
ruiseñores.
El mundo que nos rodea expresa
una capacidad inagotable de compartir belleza, de manifestar ternura, de
difundir amor.
En el Evangelio, Jesús nos
invita a descubrir el lenguaje del Padre en el cuidado que manifiesta por los
lirios, por las aves, por las creaturas más pequeñas (cf. Mt 6,26-30).
La mirada contemplativa sabe
descifrar los miles de mensajes con los que Dios nos habla en la naturaleza,
hasta el punto de que cantamos, como san Francisco, su ternura y su presencia
en el hermano sol y en la hermana luna.
Pablo VI, en un texto
autógrafo publicado tras su muerte, expresaba su asombro agradecido ante esa
naturaleza que tanto nos permite ver a Dios.
"En esta última mirada me
doy cuenta de que esta escena fascinante y misteriosa es un reverbero, es un
reflejo de la primera y única Luz: es una revelación natural de extraordinaria
riqueza y belleza, que debía ser una iniciación, un preludio, un anticipo, una
invitación a la visión del Sol invisible..." (Pablo VI, "Meditación
ante la muerte").
En un mundo donde muchos
sucumben a las prisas, al activismo, a la esclavitud de tecnologías que pueden
producir obsesiones dañinas, observar el vuelo de una abeja o escuchar el canto
de una golondrina liberan al alma para que recuerde y dé gracias al Dios de las
maravillas.
También hoy Dios nos habla en
sus humildes y sencillas creaturas, en los amaneceres que invitan a la alabanza
y en los atardeceres que empujan al recogimiento y a la gratitud por tantas
realidades que nos han acompañado en la misteriosa y apasionante aventura de la
vida...