TODOS TENEMOS UNA CRUZ, POR LO MENOS

Lucio del Burgo OCD

 

Una vez me encontré con una persona que tenía un hijo con el síndrome de down. Cuando los médicos lo diagnosticaron y se lo comunicaron fue un gran disgusto para toda la familia. Muchas veces lloraron y se quejaron a Dios. <<¿Por qué nos sucede esto a nosotros?>>.

Han corrido los años. Hablando con ellos dicen que este niño ha sido una bendición de Dios para ellos. ¡Han aprendido tantas cosas! <<No lo cambiaríamos por nada de este mundo>>.

Cargar con la cruz, escuchamos y leemos en el Evangelio. Significa aceptar nuestras heridas y limitaciones, aceptar nuestros errores del pasado, convivir amablemente con aquello que nos molesta y nos saca de nuestras casillas. Aceptar.

Y llevar esta negatividad ante Dios, día a día. Caminar con la mirada puesta en Jesús, confiando en que Dios nos dará la sabiduría y la fuerza para seguir con esperanza en el camino de la vida.

Merece la pena creer en Dios y seguir a Jesús. Por eso nos reunimos domingo tras domingo, para escuchar al Maestro en su Palabra y para que nos dé fuerza para seguir sus pasos.

Voy a terminar con una poesía de Santa Teresa. Dice así:

<<Cruz, descanso de mi vida:

vos seáis la bienvenida.

Quien no os ama, está cautivo

y ajeno de libertad;

quien a vos quiere allegar

no tendrá en nada desvío.

¡Oh dichoso poderío,

donde el mal no haya cabida!

vos seáis la bienvenida>>.