Gestos pequeños de significado
grande
P. Fernando Pascual
6-8-2019
Diversos autores espirituales
insisten en la importancia de las cosas pequeñas, en el amor que ponemos en los
detalles.
San Doroteo de Gaza, en los
primeros siglos, y luego autores como san Francisco de Sales o santa Teresa del
Niño Jesús, reflejan muy bien esta idea.
¿Por qué dar importancia a las
cosas pequeñas? Porque están siempre a nuestro alcance. Porque en ellas es
fácil rechazar lo malo y escoger lo bueno.
Muchas veces creemos que la
santidad o el pecado se deciden en las cosas grandes. En realidad, lo pequeño
marca las actitudes de fondo y prepara para los grandes momentos.
En asuntos pequeños podemos
optar por lo fácil, lo cómodo, lo egoísta, lo que satisface de modo inmediato.
Ese es el camino hacia el mal.
O en lo pequeño podemos
escoger lo generoso aunque cueste, lo que ayuda a otros más allá de la propia
satisfacción. Ese es el camino hacia el bien.
Por eso, en cada gesto pequeño
se esconde un significado grande, se pone en juego la orientación más concreto
y real de nuestro amor.
¿Qué gestos pequeños puedo
hacer ahora? ¿A quién puedo tender la mano? ¿A quién puedo perdonar o pedir
perdón?
Hay ocasiones que exigen
gestos grandes, como cuando defender la justicia implica el riesgo de terminar
en la cárcel.
Pero en esas ocasiones
tendremos fuerzas interiores si antes en lo pequeño aprendimos a buscar a Dios,
a seguir su voz en la conciencia, a huir del egoísmo.
La vida está llena de miles de
esos momentos pequeños, sencillos, que parecen sin importancia alguna.
En realidad, en cada uno de
esos momentos pequeños podemos dar pasos de gigante hacia Dios de un modo fácil
y asequible: escogiendo siempre aquello que nos lleve a amarle a Él y a los
demás.