GENTE DE PAZ

 

Lucio del Burgo OCD

 

He conocido personas de paz en sus palabras, en sus obras y en su estilo de vida. Personas con las que da gusto convivir. Siempre tienen una palabra de reconciliación en todos los problemas que se presentan. Sus hijos dan gracias a Dios porque tienen un padre que siempre ha sembrado la paz en la familia.

“Cuando entréis en una casa, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz, si no volverá a vosotros” (Luc 10,5-6).

Cuando en las primeras comunidades se hablaba de paz en lo primero que pensaban era en que nosotros éramos queridos entrañablemente por Dios. Y por eso a pesar de los distintos puntos de vista o de los problemas de la vida que todos tenemos, podemos vivir como hermanos. La paz era un don de Dios y un signo que debíamos transmitir en nuestra sociedad.

La paz era un regalo de Dios y una tarea de cada día. Teníamos que ser hombres y mujeres de paz en todas las circunstancias: en el trabajo, en la familia, en la política y en la Iglesia.

Nos han enseñado muchas cosas. Tenemos que dar gracias a Dios porque en estas últimas décadas hemos aumentado nuestros saberes. Yo no tengo la misma cultura que mi abuelo. La cultura puede ser un buen patrimonio para la vida.

Nos han enseñado muchas cosas pero echo de menos que nos debían insistir en lo que el papa Francisco llama la <<cultura del encuentro>>: el llevarse bien los unos con los otros, el ser misericordiosos, ser tolerantes con lo que es diverso, saber convivir en paz… en definitiva, en ser hombres y mujeres de paz.

Termino con una frase de un líder negro americano que murió asesinado, fue un hombre que luchó por la paz y la reconciliación de la sociedad: <<Hemos aprendido a volar como pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos como hermanos>> (Martin Luther King).