Un corazón de madre de 15 años
P. Fernando Pascual
1-7-2019
Aquella adolescente contaba
solo con 15 años y estaba embarazada. Además, tenía síndrome de Down. Sus
padres querían que abortase. Y fueron al juez.
La historia en algunos de sus
detalles fue contada por el Papa Francisco. Los hechos ocurrieron hace años,
cuando el entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio
estaba en Buenos Aires.
El Papa recordó aquella
historia en un discurso pronunciado el día 25 de mayo de 2019, al hablar sobre
el cuidado que merece la vida en situaciones de fragilidad.
Como explicó el Papa, el juez
interpelado quiso estudiar a fondo el caso y pidió hablar con la adolescente, a
pesar de que le decían que, como era Down, no entendía la situación.
El juez no se detuvo ante esta
dificultad. Llamó a la chica y comenzó a hablar con ella. Aquí las palabras del
Papa que explican lo sucedido en aquel diálogo:
(El juez): ¿Pero tú sabes qué
te sucede?
(La chica): Sí, estoy enferma.
(El juez): Ah, ¿y cuál es tu
enfermedad?
(La chica): Me han dicho que
tengo dentro un animal que me come el estómago, y que por eso deben hacer una
operación
(El juez): ¿Tú sabes lo que
hay ahí? ¡Un niño!
(La chica): ¡Oh, qué bello!
El Papa siguió con otros detalles
de esta historia: "Con esto, el juez no autorizó el aborto. La madre lo
quiso. Han pasado los años. Nació una niña. Estudió, creció, llegó a ser
abogada.
Aquella niña, desde el momento
en el que comprendió su historia, porque se la contaron su historia, cada día
de su cumpleaños llamaba al juez para agradecerle por el don de su
nacimiento...
Las cosas de la vida. El juez
ya murió y ahora ella se ha convertido en promotora de justicia".
Al final, el Papa concluyó con
esta sencilla fórmula: "El aborto no es nunca la respuesta que las mujeres
y las familias buscan".
Sí: aquel "producto de la
concepción" tuvo el apoyo de un juez que abrió los ojos a una madre
adolescente para que supiera lo que había en su seno.
Y esa madre, como tantas
millones de madres del planeta, acogió la vida que ya había iniciado dentro de
ella. Así pudo nacer una hija que hoy puede dar las gracias porque otros la
supieron reconocer como ser humano digno de respeto y de cariño.