"Caritas in veritate" y tecnología
P. Fernando Pascual
7-6-2019
La tecnología permite una
cantidad enorme de acciones humanas, muchas de ellas benéficas, otras de menos
valor, algunas dañinas. Basta con pensar en lo que significa tener a mano un
buen libro, o en el peligro que amenaza a toda la humanidad por causa de la
existencia de miles de bombas atómicas.
El Papa Benedicto XVI
explicaba, en "Caritas in veritate" (2009)
cómo la técnica es algo humano y, en cuanto tal, está íntimamente relacionada
con la libertad y la autonomía.
Con la técnica es posible "dominar
la materia, reducir los riesgos, ahorrar esfuerzos, mejorar las condiciones de
vida" ("Caritas in veritate" n. 69).
Desde la técnica, continuaba el Papa, el hombre manifiesta sus potencialidades
y aspiraciones, al mismo tiempo que se desarrolla en diálogo con el ambiente
que lo rodea.
Benedicto XVI también señalaba
cómo la técnica puede incurrir en una cierta autosuficiencia si se limita al "cómo"
y olvida los "porqués". En ocasiones, la técnica busca dejar a un
lado límites que merecen ser respetados y se expone a convertirse en
tecnocracia, en un poder que escapa al control del mismo ser humano que la
habría originado (n. 70).
Frente a ese peligro, la
inteligencia puede promover un sano desarrollo si se abre a la ética y a la
responsabilidad para guiar el uso de la técnica en vistas a los verdaderos
bienes que caracterizan nuestra condición humana (n. 70).
Aplicando estas ideas a la
economía, el Papa Ratzinger señalaba el peligro de incurrir en el abuso
tecnológico en el tema de las financias, cuando se busca el beneficio por el
beneficio y se deja de lado la promoción del bien humano integral (n. 71).
Algo parecido puede ocurrir en
el modo de usar los medios de comunicación social, cuando algunos los presentan
simplemente como algo neutro por su íntima relación con la tecnología. En
realidad, ninguna actividad humana es neutral, sino que todas necesitan ser
juzgadas en referencia a una correcta visión antropológica (n. 73).
También las intervenciones de
la técnica sobre la vida (humana y no humana) y sobre el ambiente merecen ser
analizadas en vistas a descartar aquellas dañinas y promover las buenas, algo
que en cierto sentido se busca en el desarrollo de correctas perspectivas bioéticas
(n. 74).
Detrás de cada reflexión sobre
la técnica subyace siempre una pregunta fundamental: "si el hombre es un
producto de sí mismo o si depende de Dios" (n. 74). Además, como subrayaba
el Papa Benedicto, una consecuencia de la mentalidad tecnicista
aplicada al ser humano ha llevado a ver la vida interior, la experiencia íntima
de las personas, de un modo psicologista, dejando de
lado la riqueza propia de la vida espiritual (n. 76).
De lo anterior surge el vacío
que muchos sienten, la pérdida de sentido, la búsqueda de terapias fáciles. La
verdadera solución a estos y otros problemas del corazón del hombre está en
reconocer que poseemos un alma espiritual unida al cuerpo, en alcanzar una
visión integral, pues "no hay desarrollo pleno ni un bien común universal
sin el bien espiritual y moral de las personas" (n. 76).
El tema del desarrollo, eje
central de tantos documentos de la Iglesia que tratan sobre la ética social,
está unido a importantes preguntas sobre la tecnología. En ese sentido, la
encíclica "Caritas in veritate" de
Benedicto XVI, a 10 años de su publicación, ofrece todavía hoy importantes
reflexiones, que han quedado ampliamente enriquecidas gracias a la encíclica "Laudato si'" (2015) del Papa Francisco.