"Caritas in veritate", ecología humana y ecología ambiental
P. Fernando Pascual
10-5-2019
Un aspecto importante para el
correcto desarrollo humano radica en la apertura de las actividades humanas a
la dimensión de lo universal. Por eso en los últimos años diversos estudiosos,
y también los Papas, han avisado del peligro de una "excesiva sectorialización
del saber", que alejaría a los pensadores de la perspectiva metafísica en
la que se consigue una visión del conjunto válida para mejorar la vida humana
(cf. Benedicto XVI, "Caritas in veritate"
n. 31).
Otro aspecto importante para
un correcto desarrollo económico radica en lo que Benedicto XVI llama
"principio de gratuidad" y "lógica de don", que permiten
promover una fraternidad (un tema al que también el Papa Francisco da un
especial relieve en sus enseñanzas) en la que se unen las exigencias de la
caridad y de la verdad (cf. "Caritas in veritate"
n. 36).
Las dimensiones colaborativas
sirven para encuadrar la dialéctica entre derechos y deberes. Como subrayaba el
Papa Ratzinger, exagerar la perspectiva de los derechos puede menoscabar la
atención a los deberes, con daños en las relaciones humanas y, en definitiva,
en el mismo desarrollo de las personas y de las sociedades ("Caritas in veritate" n. 43).
Uno de los ámbitos más
concretos y hermosos de la colaboración humana se da en la familia y el
matrimonio, en el que las generaciones se unen desde el amor y con lazos que
permiten reconocer la centralidad de las personas. Por eso, recordaba el Papa
Benedicto, los Estados tienen que ayudar a las familias con políticas
adecuadas, en las que se reconozca el valor del matrimonio y se ayude a
aquellas familias que tengan problemas económicos ("Caritas in veritate" n. 44).
Otro ámbito va más allá de las
simples relaciones humanas para abrirse a la atención hacia el ambiente en el
que se desarrolla nuestra existencia, lo cual ha sido subrayado fuertemente en
la encíclica "Laudato si'" del Papa
Francisco.
Una visión de tipo
determinístico, que niega la relación entre el hombre y Dios, puede llevar a
perder el sentido de responsabilidad hacia el mundo creado. En cambio, una
visión correcta de la importancia del ser humano evita los extremos de la
explotación desordenada y de un respeto malsano hacia el medio ambiente,
buscando aquel tipo de cultura que promueve lo que Benedicto XVI denominó como
"justicia intergeneracional" ("Caritas in veritate"
n. 48).
La atención al ambiente está
relacionada con la atención al respeto a la vida del ser humano, según una sana
bioética. Por ello "Caritas in veritate"
recuerda que la atención a la ecología humana promueve y tutela la defensa de
la ecología ambiental. En las palabras del texto:
"El libro de la
naturaleza es uno e indivisible, tanto en lo que concierne a la vida, la
sexualidad, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, en una palabra,
el desarrollo humano integral. Los deberes que tenemos con el ambiente están
relacionados con los que tenemos para con la persona considerada en sí misma y
en su relación con los otros" ("Caritas in veritate"
n. 51).
Vivimos, pues, en relación:
con los otros, con el ambiente, abiertos hacia el futuro. Por eso "el
desarrollo de los pueblos depende sobre todo de que se reconozcan como parte de
una sola familia, que colabora con verdadera comunión y está integrada por
seres que no viven simplemente uno junto al otro" ("Caritas in veritate" n. 53).