Pudo haberse evitado
P. Fernando Pascual
28-4-2019
Entre los hechos negativos que
más dolor causan están aquellos que claramente podríamos haber evitado. La
fórmula "si hubiera hecho esto no habría ocurrido lo otro" resuena
con pena en nuestro corazón.
Si hubiera revisado el aire de
las ruedas no se habría producido ese accidente.
Si hubiese llamado antes a
aquel familiar no lamentaría ahora las discusiones que tenemos entre hermanos.
Si hubiese llevado al hospital
un poco más de ropa no habría cogido esa bronquitis de verano.
Si hubiese pedido el parecer
de otro médico no habría seguido una "terapia" que al final produjo
más daños que beneficios.
Al constatar tantas y tantas
situaciones que pudiéramos haber evitado, sentimos una mayor pena, o reprochamos
a otros (tal vez a nosotros mismos), o nos quedamos como paralizados ante lo
que ahora tenemos que decidir.
Sabemos por las reflexiones de
algunos literatos y filósofos que nunca conseguiremos una perspicacia tan
completa como para evitar miles de imprevistos.
Pero también sabemos que con
más atención, con calma, con la ayuda de otros, podemos dejar a un lado
decisiones precipitadas para así escoger caminos más seguros y saludables.
Lo que pasó, pasó. Desde lo
ocurrido, podemos aprender a evitar fallos dañinos en el futuro y tendremos más
experiencia para ayudar a otros en situaciones parecidas.
No sirve para nada amargarnos
hasta el desgaste nervioso. La vida sigue adelante. Quizá tengamos que
acoplarnos a heridas, problemas, y a diversas consecuencias de lo ocurrido.
Pero seguimos con esa libertad
que nos permite mejorar la atención a las posibilidades del presente, y
orientarnos hacia lo más importante y hermoso de la vida humana: amar y
dejarnos amar por Dios y por los hermanos.