La caridad, centro de la
doctrina social de la Iglesia
P. Fernando Pascual
28-4-2019
Si buscamos cuál sea el centro
de la doctrina social de la Iglesia podemos, con rapidez, indicar uno: la
caridad.
En su encíclica "Caritas
in veritate" (de junio de 2009), Benedicto XVI
lo subrayaba (introducción, n. 2), al constatar cómo la caridad sirve de guía
no solo para el ámbito "micro" (relaciones de amistad, familia), sino
también para el ámbito "macro" (vida social, política y económica).
Esa caridad está en íntima
unión con otra importante palabra del cristianismo: la verdad. Porque, como
decía el Papa Ratzinger en esa encíclica, "la verdad abre y une el
intelecto de los seres humanos en el lógos del
amor: éste es el anuncio y el testimonio cristiano de la caridad" ("Caritas
in veritate" n. 4).
La verdad que anima el amor
orienta la acción humana en la vida presente hacia el horizonte de los bienes
más elevados. El hombre no vive solo para el aquí y el ahora, para lo que se
alcanza a comprender en este mundo. Sabe que su vida tiene sentido si descubre
su relación con Dios, en la cual se alcanza una mirada correcta sobre uno mismo
y sobre los demás ("Caritas in veritate" nn. 11 y 18).
En esta óptica se alcanza un
modo válido de entender el desarrollo humano (como ya había subrayado Pablo VI
en su encíclica "Populorum progressio"),
que supera la simple búsqueda del beneficio por el beneficio y que circunscribe
la idea de progreso a una visión completa sobre el ser humano y sobre su lugar
en el mundo en el que vive ("Caritas in veritate"
n. 21).
Por eso toda la actividad
económica y política, según recordaba Benedicto XVI, tienen que tener al hombre
como centro y fin, pues, usando una terminología familiar al mundo de las
financias, hace falta recordar que "el primer capital que se ha de
salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad" ("Caritas
in veritate" n. 25).
Aquí se colocan los temas
relativos a la bioética y al respeto de la vida, que ocupan un lugar importante
en "Caritas in veritate" y que están en
íntima relación con el esfuerzo por erradicar la pobreza en el mundo (n. 28,
que anticipa una idea que aparece con frecuencia en el magisterio del Papa
Francisco).
También la relevancia dada a
la libertad religiosa ocupa una reflexión particular en la encíclica de
Benedicto XVI, libertad agredida en algunos lugares por el fanatismo religioso
y en otros por cierto ateísmo práctico o por la indiferencia religiosa, en los
que se prescinde de la condición transcendente del ser humano ("Caritas in
veritate" n. 29).
Caridad, verdad, libertad: son
nociones claves que iluminan la conciencia y que orientan las decisiones. Desde
ellas, y gracias a la salvación acogida en la fe, los cristianos podemos
convertirnos en fermento que genere cambios capaces de promover la justicia y
la paz que tanto necesita nuestro mundo.