ME
DUELE LA CLERECÍA
Padre
Pedrojosé Ynaraja
Empezaba el día pasado afirmando que
no era pederasta y continuaba concienciándome de que esto no bastaba, que la
Palabra de Dios me exigía mucho más y tres veces repetía la expresión de Pablo:
¡ay de mí si no evangelizara! (1ª Cor 9,16).
También puse: “Alguien dijo: me duele
la Iglesia. No lo digo yo”. Advierto hoy que parodiaba la expresión de Unamuno
que en momentos críticos de la historia que le envolvía, clamaba: Me duele
España!”.
La Iglesia, Esposa amada de
Jesucristo, hasta el presente, tenía dimensiones, geográficas, históricas y
trascendentes, hoy está sumergida también en el ámbito de los medios y no
podemos ignorar la capacidad que tienen de invadir e influir en el todo, excepto
en el nivel superior.
Lamentablemente, en la actualidad, los
medios se han vuelto minimalistas, cuando se trata de comunicar los detalles
menos brillantes de la Iglesia. Y no son parcos.
Visiblemente nos han ido contando
primero que existieron y existen sacerdotes pederastas, después que sus
autoridades hicieron como que no veían tales desmanes. Se adentraron en este
nivel y dieron con pelos y señales nombres y cargos de quienes con su silencio
resultaron ser colaboracionistas. Llegaron a la casi cúspide y les tocó a lo
más alto de la jerarquía: los cardenales. Triste visión la que nos dieron.
La reacción, por supuesto muy
apropiada, ha sido proclamar que serán denunciados y entregados a la autoridad
civil todos aquellos situados jurídicamente en el ámbito eclesiástico o
equivalente (presbíteros, diáconos, frailes, monjas y similares).
Los medios no lo dicen explícitamente,
pero sí con mucha claridad: hasta ahora han sido cómplices, de ahora en
adelante serán policías. Lamentable imagen.
Los sospechosos deberemos limitarnos a
ser fieles funcionarios agobiados. ¿a quienes seremos
capaces de entusiasmar?
En Sri Lanka, la noche de Pascua, más
de 200 cristianos, fueron mártires de su Fe. ¡qué
noche ha sido esta, tan oportuna!
¡Me siento feliz, son de los míos!
¡Viva la Iglesia!