Un joven por los suelos
P. Fernando Pascual
18-3-2019
Chiara Amirante era una
joven italiana que deseaba ayudar a otros jóvenes a evitar males como la droga,
el alcohol, el abuso del sexo.
Un día fue a un lugar donde se
concentraban cientos de personas de todo tipo, en la zona de la estación Termini de Roma.
Presencia una pelea entre dos
borrachos. Siente miedo, desea huir. En esos momentos ve en el suelo a un joven
solitario. Había tomado una dosis muy alta de drogas.
Permanece un rato junto al
joven. Cuando el muchacho, que se llama Ángel (Angelo
en italiano) recupera la conciencia, empieza a hablar y hablar.
Pasa así como una hora. Chiara intenta hacer algo más, pero no consigue encontrar
un puesto para acoger al joven que estaba por los suelos. Se despiden.
Dos días después, vuelven a
encontrarse. El joven explica que había tomado las drogas para suicidarse. Da
gracias a la chica, porque, al haberle escuchado, le ha permitido darse cuenta
de que vale la pena vivir.
Luego, enseña a Chiara un mural que había dibujado antes del intento de
suicidio. Había escrito: "A pesar de vuestra indiferencia, nosotros
existimos".
Como Ángel, en el mundo de hoy
miles de jóvenes sufren soledad, se abandonan a los vicios, sucumben a la más
completa desesperación.
Chiara Amirante siente
que Dios le pide hacer algo por esos jóvenes. Abre un lugar para acogerlos.
Luego las iniciativas se multiplican, y surge lo que luego se llamará "Nuovi orizzonti" (Nuevos
horizontes).
Puede parecer demasiado fácil,
pero a veces con un rato de escucha llena de cariño, se consigue no solo salvar
una vida, sino ayudar a un chico o a una chica a reencontrar el sentido de su
existencia.
Para Chiara
ese sentido está en Jesús. Para Ángel, aquel joven encontrado hace años tirado
por los suelos, ese Jesús se hizo presente en quien se acercó para ofrecer
ayuda.
En nuestro mundo hay muchas
personas que esperan un rato de escucha, de cercanía. Así serán capaces de
encontrar un sentido para sus vidas, al reconocer que ese sentido tiene un
nombre y una esperanza: Jesús.