Voz del Papa
Un error afortunado
José Martínez Colín
1) Para saber
¿Por qué no se acaba ya el mal? El mundo está marcado por el
pecado, dice el Papa Francisco, poblado por tanta gente que sufre, por personas
que no se reconcilian y no perdonan, por guerras y por formas de explotación; por
ejemplo, la trata de niños. ¿Acaso Dios no podría acabar con ese mal? A esa
pregunta, el Papa Francisco nos recuerda la parábola de Jesús: el Reino de Dios
se asemeja a un campo donde el trigo bueno y la cizaña crecen juntos: el peor
error sería extirpar inmediatamente las malas hierbas, pues se eliminaría también
mucha hierba buena. Además, tampoco se le daría tiempo al pecador de
convertirse. Dios no es como nosotros, Dios sí tiene paciencia y espera nuestra
conversión. Dios quiere que todos se salven. El Reino de Dios se instaurará en
el mundo, pero no con violencia, sino con mansedumbre (cf. Mt 13, 24-30).
2) Para pensar
Dios
sabe más y tiene sus tiempos, valiéndose incluso de nuestros errores, como le
sucedió al padre Gregorio.
En
un hospital de Los Ángeles, en Estados Unidos, cerca de la medianoche del 31 de
diciembre del año 2017, solicitaron al padre Gregorio Hidalgo, conocido como el
padre Goyo, que atendiera a una enferma. La persona encargada de la oficina le escribió
el nombre de la persona, y la habitación 252. Además le dijo que no era una
emergencia, pero quería comulgar el último día del año.
El
P. Goyo, quien tenía menos de dos años de ordenado, al llegar a la habitación,
vio a una mujer sobre la camilla. Le dijeron que se estaba muriendo. El
sacerdote le preguntó a la enferma si quería confesarse y le contestó que sí. Tras
confesarla, le impartió la unción de los enfermos, así como la Eucaristía.
Comenta el padre: “fue un momento muy de Dios y alegre, pensaba que era muy
bonito llevar a Dios al final del año y aquella mujer agonizante se quedó con
mucha paz y tranquilidad en el rostro”.
Al
salir, el P. Goyo le preguntó al enfermero el apellido de la persona que visitó.
Entonces se dio cuenta del error, le habían escrito 252 en vez de 272. Y
comenta el padre Goyo: “Me pareció más bonito. Que Dios haya usado un error mío
para hacer algo tan maravilloso: abrirle las puertas del cielo. Fue increíble
porque no fue espectacular. El mejor error que he cometido. Que nos dejemos
usar por Dios. ¡Gracias a Dios por usar mis errores!”. La señora falleció a las
dos horas.
3) Para vivir
En
su reflexión sobre el “Padre nuestro”, el Papa Francisco comentó la invocación
“venga a nosotros tu Reino” (Mt 6, 10). Este Reino ya ha comenzado, pero no se
ha completado: muchos viven con el corazón cerrado. Por eso hemos de seguir
pidiendo: “¡Venga a nosotros tu Reino!”. Es como decir: “¡Padre, te
necesitamos!, ¡Jesús te necesitamos! ¡Necesitamos que en todas partes y para
siempre seas Señor entre nosotros!”.
El
Papa Francisco nos invita a regalar esta invocación, “¡Venga a nosotros tu
Reino!”, a las personas que están derrotadas y dobladas por la vida, a los que
han saboreado más odio que amor, a los que luchan por la justicia, a los que piensan
que el mal domina este mundo. Entonces se encenderá para el mundo entero la luz
de la esperanza en los corazones esperando el regreso definitivo de Jesús.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y
Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)