San José... la Provenza, Tierra Santa

 

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

Me insinúa el director que el reportaje de esta semana lo dedique al esposo de Santa María, dada la proximidad inminente de su fiesta. La sugerencia me complace, pero tiene el inconveniente de que ideas e imágenes que aquí salgan, resultarán para el lector, si por fortuna para mí es lector habitual, que las ideas y las ilustraciones le resultarán ya conocidas. Son las que tengo y no creo que haya muchas más.

 

Vaya por delante que si mi propósito, y la sugerencia del director, se refería a San José y Tierra Santa, acabo de acordarme de que en la cercana Provenza, en una población en la que nunca me he detenido, pese a haber pasado muy cerca varias veces, es el único lugar donde la Iglesia reconoce una aparición de San José. (para el lector lejano, le informo que Cotignac está a unos 30 kilómetros de Aix en Provence, cercana a Marsella, en Francia, la población está muy próxima a Saint Maximin, donde me he detenido dos o tres veces. Como no tengo tiempo para llegarme al lugar, me limito a recordar el paisaje, del que ya hable en otra ocasión, al referirme a Santa María de Mágdala, que por allí, en una gruta, según tradición, que seguramente más bien es leyenda, vivió la Apóstol de los Apóstoles, dedicada a la oración durante 30 años).

 

EN LA PROVENZA

 

Como he comprobado en varias ocasiones que de esta noticia no se tiene ningún conocimiento, y hablo incluso de amigos míos que residen en la Provenza, no quiero dejar de hacer referencia e ello, pero me limito a copiar textualmente lo que encuentro en Internet.

 

“Lejos de allí, el mismo día 7, Cotignac recibió otra visita celeste: El 7 de junio de 1660, un día de mucho calor, un joven pastor de Cotignac, Gaspard Ricard, conducía sus ovejas por la ladera este del monte Bessillon. Sediento, se tumbó para descansar en el suelo pedregoso. Se sorprendió de repente al ver cerca de él a un hombre de imponente estatura que señalaba hacia una roca y le decía: “léu siéu Joúsé; enlevo-lou e béuras"; o sea, “Yo soy José; levántala y beberás". Era una piedra grande, ocho hombres apenas podrían moverla; ¿cómo iba él a levantarla? Gaspard no se movió, pero San José repitió la orden. El pastor obedeció, desplazó la roca, y encontró debajo agua fresca que empezó a manar. Bebió y, cuando se levantó, la aparición ya había desaparecido. Fue corriendo al pueblo a dar la noticia, y al llegar los curiosos al lugar, pudieron comprobar que fluía agua en abundancia en un sitio donde nunca había habido un manantial.

 

El pueblo y sus ediles actuaron de nuevo con prontitud. Una capillita en honor de San José se terminó de construir ya en octubre de 1660, pero debido a la afluencia de peregrinos y las curaciones milagrosas, se tuvo que ampliar. El actual Santuario de San José fue consagrado en 1663. Tras una visita en 1662, un oratoriano informaba que su comunidad estaba desbordada: entre Pascua y Pentecostés hubo 52 procesiones; y 6.000 personas acudieron en la Octava de Pentecostés. En la fiesta de San José, desde 1661 en adelante acudían verdaderas muchedumbres al Santuario del Santo. Ese mismo año, Luis XIV decretó fiesta no laborable el día 19 de marzo; se celebraba en todas las diócesis de Francia (cosa que los papas llevaban cuarenta años pidiendo). El Papa Alejandro VII concedió su bendición a la Cofradía de la Sagrada Familia o de Jesús-María-José, que se estableció allí.

 

Es la única aparición de San José reconocida en la historia de la Iglesia. Cotignac fue el principal centro mariano de peregrinaciones en Francia, hasta las Apariciones de Lourdes en 1858”.

 

EN TIERRA SANTA

 

Respecto a Tierra Santa. Considerando cronológicamente la cuestión, el primer recuerdo lo debemos suscitar en Nazaret. Hay que advertir que la Santa Gruta que alberga la preciosa Basílica, sería lo que hoy llamaríamos dormitorio, de la casa familiar de Joaquín y Ana con su hija María. Si la Anunciación y el sublime coloquio, ocurrió físicamente y fonéticamente considerado, fue delante del actual altar. De ninguna manera la Jovencita ya comprometida matrimonialmente, hubiera recibido a un joven, por muy arcángel que después supo que era, en un espacio tan íntimo. Pese a ello, en una vidriera, grabado directamente en el cristal se recuerda nuestro personaje, dedicado a sus labores profesionales. En Belén, en las criptas de la Natividad, junto al altar de los inocentes y la capilla de San Jerónimo, existe el altar de San José.

 

A poca distancia de la Basílica se encuentra la “Iglesia de la leche” y allí plásticamente se le representa, primero recibiendo en sueños el mensaje que debía huir porque Herodes pretendía matar al Niño y de más de una manera conduciendo a su Esposa y la Criatura, camino de Egipto.

 

NAZARET

 

Vuelta a Nazaret. Junto a la Basílica de la Anunciación, está la iglesia de la Sagrada Familia o de San José. Probablemente el área que recorremos corresponde al domicilio de los tres y en el sótano, hoy parece que algo ensanchado, lo que sería almacén de granos y aceite, al abrigo de ladrones y roedores. No están seguros los arqueólogos de su autenticidad total. Lo que sí consideran cierto es que por lo menos fuera propiedad de algún familiar de José y por ello sitio de reunión litúrgica de la naciente comunidad cristiana. La preciosa pila bautismal de peldaños dorados y bien conservada es una buena prueba de ello. He tenido la suerte, o más bien gracia, de poder celebrar misa en este lugar. Lo hice arrodillado, el ámbito me lo exigía.

 

Más tarde he podido entrar y fotografiar a gusto, ha sido un privilegio. El peregrino bajando a un nivel inferior observa una vidriera que representa a San José muriendo, acompañado de su esposa Santa María y de su Hijo putativo ¡Qué mejor compañía! Por ello es patrono de la buena muerte.

 

“TUMBA LUMINOSA”

 

A pocos metros de los lugares de los que vengo escribiendo se encuentra restos de una vivienda de aquellos tiempos y una tumba. Se tiene noticia de que en el lugar existía una “tumba luminosa” o “tumba del justo” que muy bien pudiera ser esta y tratarse de la sepultura del “Hombre Justo” escogido por Dios para ser esposo de María. La visita resulta emocionante, corresponda o no a la de José. Esta casa y las otras que uno visita, tratándose de una población de algo menos de 500 habitantes, con seguridad requeriría ayuda de un “autónomo de la construcción” profesión que ambos ejercieron.

 

PEDROJOSÉ

 

La sugerencia del director me satisfizo. Mis padres habían engendrado a cuatro mujeres, las dos últimas habían muerto de muy pequeñas, nací yo, varón deseado y se me puso el nombre de mi padre, Pedro, pero, siguiendo la costumbre por aquel entonces, estando próxima la festividad de San José, se le añadió este otro. Pese a que oficialmente Pedro y José, estén unidos o separados por un guion, yo fiel a mis padres, los pongo juntos.