Tierra Santa, lugar de retiro y de servicio

 

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

Me lo decía hace años una abadesa belga que presidía una pequeña comunidad benedictina en Belén: desde los primeros siglos Tierra Santa ha sido lugar de monasterios, pero de monjes venidos de fuera, no del país. Supongo que debía ser verdad y que la situación actual sea la misma. El testimonio de Jesús en el desierto después de su bautismo es un buen acicate para escoger tal régimen de vida aquí. Lo poco que pueda explicar hoy se referirá exclusivamente a algunas comunidades católicas latinas. Es difícil establecer contacto con monasterios ortodoxos. El ecumenismo no es precisamente una característica propia de estas comunidades, al menos tal es mi experiencia. Advierto también que solo daré referencia del lugar donde están situadas, mis conocimientos al respecto son escasos.

 

LA TRAPA

 

Salidos del aeropuerto y yendo camino a Jerusalén, al cruzar el valle de Ayalon, por donde Josué hizo detenerse al sol, está el monasterio de Cistercienses de Estricta Observancia, de Latrun. El régimen de vida de la Trapa exigía que su trabajo fuera ganadero-agrícola, leche, quesos y cereales eran su criterio de subsistencia. Hoy siendo dóciles a los principios, su labor se especifica en otros productos. Leo que tienen colmenas, olivos y viñedos y que gracias a la venta de los productos derivados, mantiene su vida de oración y silencio. Por tierras centroeuropeas, una de sus ocupaciones, seguramente la más conocida es la fabricación artesana de cerveza. Estaba enterado de ello anteriormente, pero hasta hace poco tiempo no las he probado y pienso ahora que si su vida de oración es tan esmerada y de tan alto grado sobrenatural como su bebida, estamos los mediocres bien amparados ante Dios. Reconozco que solo conozco el vino de Latrun adquirido en Caná de Galilea y que muchos compran para regalar a sacerdotes amigos, pensando simbólica y acertadamente, que con él celebrarán misa. La situación de este monasterio, pese a encontrarse muy próximo a la autopista que une Lod con Jerusalén, es de absoluta soledad.

 

EN EL PATERNOSTER

 

En el monasterio del Paternoster, junto a donde la emperatriz Elena quiso levantar una basílica que protegiera la gruta santa donde el Señor enseñó a sus discípulos a orar, hay un monasterio carmelitano, fundación de una noble francesa. Cuando uno va contemplando y gozando, viendo escrito en los muros del posible claustro inicial e inacabado, la Oración Dominical en multitud de idiomas, de países y lenguas, en Braille y en Esperanto, etc., se consuela pensando que su plegaria, la que logra musitar el peregrino, emocionada y precipitada en la desnuda oquedad donde ha permanecido escasos minutos, sube al Cielo acompañando la de la comunidad monástica.

 

ADORACIÓN EUCARÍSTICA

 

En Belén, formando un anexo a la simpática Gruta de la Leche, una comunidad contemplativa femenina, se entrega a la adoración eucarística. Su existencia no es antigua, pues, recuerdo muy bien que el proyecto y los planos, me los mostró ilusionado el P. Michele Piccirillo, el ilustre estudioso, restaurador y maestro de mosaicos, fallecido hará unos diez años. Cuando posteriormente he pasado por allí he visto a alguna religiosa, rezando en silencio y hace pocos días, un amigo que por allí paso, me lo ha corroborado. Que sirva el dato para aquellos que se limitan a dar un beso a la estrella en la basílica y sonreír cuando les cuentan la tradición de la leche y la devoción con la que tantas mujeres, cristianas y musulmanas, acuden a esta iglesita.

 

Posiblemente olvide alguna otra comunidad que yo haya visitado y probablemente existan algunas más que ignoro. Me he limitado a mencionar algunas, para testimoniar que Tierra Santa es territorio de oración contemplativa e intercesora.

 

PAÍS DE SERVICIO

 

Tierra Santa es país de servicio, al que se adhiere la Custodia Franciscana, emblemática institución de protección de los Santos Lugares ayuda a peregrinos, y tutela de colegios, orfanatorios, museo, editorial y Casa Nova (selectos hotel-albergue de peregrinos, en las principales plazas).

 

No he conocido personalmente, pero conozco por referencias personales y recientes, que en la cima del Tabor, la comunidad franciscana dedica sus servicios estrictamente al cuidado de la basílica. La conservación de jardines, caminos y bosque es labor que realiza un grupo de jóvenes que allí se recuperan de sus adicciones, bajo la dirección de un fraile.

 

Por parajes de Cafarnaún, una comunidad benedictina acoge a deficientes síquicos, según tengo entendido. En Séforis, al lado de donde la tradición sitúa el hogar de Joaquín y Ana y probable nacimiento de Santa María, pegado a uno de los muros que todavía quedan de la basílica que en su honor un día se levantó, una comunidad religiosa femenina, acoge y educa a jovencitas que algún organismo oficial allí las envía.

 

OLIVOS VENERABLES

 

Junto a la Basílica de las Naciones, en Getsemaní, crecen olivos venerables. En más de una ocasión he visto cómo varean sus ramas y recogen las aceitunas de las que de su pulpa saldrá el aceite que es objeto devoto de recuerdo y de los huesos, artesanalmente y con primor, saldrán rosarios engarzados meticulosamente, por diestras manos. ¿Quién sacudía las ramas y recogía las olivas? Por lo que vi y me explicaron, un conjunto musical juvenil de Galilea, que detenían por unos días sus conciertos, para dedicarse a este servicio.

 

No hace demasiado tiempo, era práctica piadosa de muchos cristianos, dedicar cada año algunos días a practicar Ejercicios Espirituales, en silencio y oración, pues bien, conocí a una buena señora, que durante su vida se había entregado a una organización apostólica seglar, decidió un día irse a Getsemaní a cumplir tal costumbre en este lugar santo. Se fue pensando en 15 días de duración, pero cumplido el plazo, se quedó 7 años sirviendo a los franciscanos de una minúscula comunidad en la iglesita de la Confirmación del Primado, donde en cierta ocasión la conocí y traté después amigablemente hasta su muerte en su Barcelona.

 

HUMILDES EREMITORIOS

 

A unos 50m más arriba de la Basílica de las Naciones, un buen y entusiasta franciscano, P. Giorgio se llamaba, hizo unos humildes eremitorios con una sencilla capilla en el centro, de cara a las murallas de Jerusalén, tan próximo al lugar donde Jesús sufrió penosa agonía y fue prendido. Puede, quien allí reside temporalmente, dedicarse a la meditación y el ayuno, en silencio o solicitando ayuda del franciscano. Aquel venerable Giorgio murió hace años, pero otro ahora continua con el mismo acierto su función. (he querido asegurarme y hace pocos días he telefoneado a Jerusalén para estar seguro de que todavía existen los eremitorios y mi amigo P. Bárcena, que ha servido más de 50 años en labores de edición traducción y no sé cuantas más cosas, me lo ha ratificado). Quien desee, pues, entregarse a la meditación en un lugar tan propicio, que sepa que las puertas del lugar continúan abiertas.

 

Una chica, acabada la carrera de medicina, fue a prestar servicio de auxiliar en el hospital materno-infantil de Belén. Es una institución que acoge fundamentalmente a palestinas que evidentemente hablan lengua árabe y poca cosa más podía hacer.

 

“AGUA VIVA”

 

En un rincón de la montaña de Judea, donde la tradición sitúa el retiro al desierto de San Juan, el Precursor, hay un convento recóndito, que casi nadie visita, pero que es lugar de peregrinación en busca de “agua viva” que brota de un manantial al que acuden cristianos, católicos y ortodoxos, y judíos. He encontrado allí más de una persona que para superar situaciones desagradables, léase divorcio no deseado, han ido a este lugar a dedicar sus días a la reflexión y petición de iluminación que les llegue de Dios.

 

Un catedrático jubilado de una universidad italiana pasaba cada verano una temporada, indexando volúmenes de la biblioteca de la Flagelación y guardando tal operación digitalizada.

 

Que también encuentra uno por allí gente que trata de vivir de gorra, consiguiendo techo y manjar a salto de mata, pues también he conocido, pero, como es de suponer, tal trance le dura poco tiempo, ya se preocupan de que ahueque el ala y no moleste. Tierra Santa no es lugar apropiado para holgazanes egoístas. 

 

P.D. había olvidado mencionar el monasterio de carmelitas descalzas del Carmelo y eso, para mí es imperdonable. la fotografía que aparece corresponde a la cripta-gruta de San Elías, en Stella Maris del monasterio masculino.