Aquello que llevamos dentro

P. Fernando Pascual

1-2-2019

 

A nuestro corazón llegan ideas, comentarios, noticias, lecturas, emociones, alabanzas, críticas, problemas, soluciones, proyectos y miedos.

 

La lista de "eventos" es enorme. Muchos entran y pasan con cierta velocidad. Otros permanecen, producen huellas más intensas en nuestro mundo interior.

 

Aquello que llevamos más dentro, que conservamos durante horas, días, incluso años, genera amargura o paz, rabia o perdón, impulsos al bien o parálisis que asfixian.

 

Un pequeño examen interior, de vez en cuando, nos ayudaría a reconocer qué entra y qué sale, cuáles son los hechos que más nos preocupan, cuáles producen una inmensa paz interior.

 

No siempre podemos controlar qué entra y qué no entra en lo más íntimo de nuestras almas. Pero en ocasiones sí podemos poner filtros para que lo malo no nos destruya y para que lo bueno nos estimule sanamente.

 

Esos filtros, por ejemplo, harían más fácil ver lo relativo como relativo, para no dar importancia a lo que no la tiene, o para no sufrir por aquello que no podemos remediar.

 

Al mismo tiempo, esos filtros darían más atención y acogerían señales de bondad que hay a nuestro alrededor, sobre todo las que vienen de Dios y de personas que buscan ayudarnos en tantos momentos de la vida.

 

Llega la noche. Una noticia dejó una extraña tristeza en mi alma, pues nunca imaginé que alguien a quien llamaba amigo hubiera podido actuar de esa manera.

 

Pero también recuerdo que hace casi 2000 años el Hijo de Dios se hizo Hombre para ofrecer su perdón, para levantar a los caídos, para enseñarnos a descubrir que Su Padre es también Padre nuestro.

 

Una gran esperanza alegra mi corazón y me impulsa a nuevas metas de belleza, verdad, justicia. Dentro de mí ha quedado una semilla de dulzura y de bondad que es capaz de curar heridas y de promover esa caridad que Cristo ofreció a todos los que quisieran acogerlo...